Los cinco alimentos ultraprocesados que debes eliminar de la dieta y sus alternativas saludables

Sabemos que los ultraprocesados son tentadores, pero también, que no son lo mejor para nuestra salud. Son un peligro con el que convivimos, porque su consumo habitual eleva el riesgo de sufrir hasta 32 enfermedades.
Alimentos ultraprocesados
Alimentos ultraprocesados
Karolina Turlej
Alimentos ultraprocesados

Cada vez se habla más de gastronomía, pero, al tiempo, los españoles cada vez cocinamos menos. Se trata de una advertencia que suena desde hace años y que los datos confirman cada vez que se analizan los hábitos de compra y alimentación del país. Lo cierto es que un reciente estudio publicado por Public Health Nutrition sobre Europa no invita a ser demasiado optimistas.

Según este estudio, más del 20% de los alimentos que se consumen en España pertenecen a lo que se conoce como comida ultraprocesada. Se trata de productos que son fruto de un proceso industrial y no elaborada en casa o fuera a partir de productos frescos. Hagamos caso a la Organización Mundial de la Salud (OMS) y a la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Ambas nos recomiendan restringir su consumo como parte de una dieta sana y sostenible.

Los alimentos ultraprocesados pueden ser tan adictivos como el tabaco. Según un estudio publicado en The British Medical Journal, las personas consumen de manera compulsiva alimentos ricos en carbohidratos refinados y grasas añadidas, que activan los sistemas de recompensa en nuestro cerebro de un modo similar a como lo hacen sustancias como la nicotina. Incluso, en algunos casos este patrón de consumo, afirman, cumple los criterios clínicos para un diagnóstico de trastorno por uso de sustancias.

Estamos perdiendo la dieta mediterránea

  • Los españoles presumimos de tener la dieta más sana del mundo, pero la estamos perdiendo. Según un estudio de 2019, liderado por el Ceigram de la Universidad Politécnica de Madrid, la dieta española se está desviando del modelo mediterráneo hacia otra alternativa que contiene tres veces más carne, productos lácteos y azúcar, y un tercio menos de frutas, verduras y cereales. Por eso no debe sorprendernos que ya seamos el segundo país mediterráneo con mayor consumo de este tipo de alimentos, según un estudio de la Universidad de Sao Paulo. En España, uno de cada cinco alimentos que se consumen son ultraprocesados.

La lista de los denominados ultraprocesados es larga e integra a buena parte de los productos que pueblan los lineales del supermercado. Eso incluye la bollería, galletas industriales, pizzas industriales, preparados cárnicos (salchichas, hamburguesas...), panes industriales, helados, refrescos, bebidas energéticas, postres lácteos, salsas, aperitivos salados, golosinas, cereales de desayuno, barritas energéticas, margarina, fiambres, etc.

La mayoría de estos productos contienen pocos alimentos enteros o ninguno. Vienen listos para consumirse o para calentar y, por lo tanto, requieren poca o ninguna preparación culinaria. Si nos paramos a leer las largas etiquetas de ingredientes de los alimentos ultraprocesados, nos daremos cuenta de que se trata de productos industriales comestibles elaborados a partir de sustancias derivadas de otros alimentos y químicos que pueden perjudican gravemente nuestra salud.

Los cinco peores ultraprocesados

Alimentos ultraprocesados
Alimentos ultraprocesados
Getty Images/iStockphoto

Bollería industrial

Son perjudiciales para nuestro organismo por su alto contenido en azúcar y grasas poco saludables; por su bajo valor nutricional; y por el procesamiento y los aditivos que se añaden. Según la encuesta ANIBES, cada español come de media al año unos 9 kilos de bollería. Muchas personas siguen creyendo que el pan blanco, las galletas con fibra o las galletas maría no son bollería y sí lo son. Como lo son también las galletas dietéticas, los cereales azucarados y el surtido de bollería, sea una caña de crema o una napolitana de chocolate.

Bebidas azucaradas y refrescos

Todas ellas tienen un alto contenido en azúcar añadido y un bajo contenido en fibra. Hablamos de bebidas de cola, naranja o limón con gas, de las bebidas deportivas de sales minerales, pero también de los zumos envasados. Según la Escuela de Salud Pública de Harvard, son una fuente de calorías sin valor nutricional. Además, son uno de los mayores causantes del incremento de muerte prematura. Se calcula que son responsables de más de 185.000 muertes al año por diabetes y enfermedad cardiovascular.

Precocinados

Son un alimento muy poco nutritivo y altamente calórico. Estos productos contienen mucho sodio, grasas saturadas y carbohidratos. Hablamos de pizzas, sándwiches, lasañas, salchichas y otras carnes procesadas, pero también de los snacks salados tipo patatas fritas. Todos ellos se asocian con un bajo aporte nutricional y el riesgo de exceso de peso. Perjudican nuestra dieta al contribuir al exceso de sodio, aceites y harinas refinadas.

Lácteos y postres azucarados

No, un batido líquido no es sano; ni siquiera para los peques de la casa. Aunque los lácteos tienen azúcar de forma natural (en forma de lactosa), el problema es cuando se les añade más azúcar (mucha). Este tipo de productos se relacionan con la obesidad, especialmente en los niños.

Bebidas energéticas

Siempre están señaladas y cada vez con más razones. Las bebidas energéticas, tan presentes ya en las noches de ocio, no son aliadas de nuestro corazón porque alteran el ritmo cardiaco. Por su contenido en cafeína y otros estimulantes, pueden contribuir al aumento de riesgo de infarto y a la enfermedad cardiovascular en general. Según la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan), una lata de una bebida energética de 330 ml aporta de media 105,6 miligramos de cafeína por lata, lo que equivale a 1,3 cafés expreso.

Qué comer en su lugar

Todo lo dicho es lo que no hay que comer, al menos con frecuencia. Lo que sí... podría resumirse en la dieta mediterránea o también el plato de comida saludable, según los nutricionistas de Harvard:

  • Fruta y verdura: debe ser la mayoría de la ingesta diaria. Que ocupen la mitad del plato (de la dieta).
  • Granos integrales: una cuarta parte del plato diario. Incluyen trigo integral, cebada, granos de trigo, quinoa, avena, arroz integral y pasta integral.
  • Pescado, pollo, legumbres: representan el valor de la proteína y deben suponer otra cuarta parte del plato.
  • Aceites saludables: oliva, soja, maíz, girasol.
  • Agua, café o té: para no tomar tanto lácteos o zumo envasado.

Y lo que no se come: mantenerse activo. Los nutricionistas de Harvard recuerdan que mantenerse activo también es importante para estar sano.

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