Cuando el Atlético de Madrid logró en el año 2010 ganar la Europa League, su afición recibió un soplo de aire contra un ahogo que duraba demasiado. Desde que los ecos del doblete logrado con Radomir Antic en el banquillo le permitieron llegar a cuartos de final de la Champions, y a semifinales de la Copa de la UEFA dos veces consecutivas, el cuadro colchonero vivió un caminar por el desierto después del doloroso descenso a la segunda división. Sin duda, el éxito que logró con Quique Sánchez Flores cambió una dinámica que ha sido llevada al extremo por Diego Pablo Simeone.

Tras la decepción que supuso la eliminación en el curso siguiente en la fase de grupos de la Europa League, donde le adelantó el Aris de Salónica contra todo pronóstico, llegó el comienzo de la era Simeone, el entrenador que ha cambiado definitivamente la historia reciente del Atlético de Madrid. Con el argentino en el banquillo, el cuadro colchonero ganó la competición un año después, en la famosa final ante el Athletic Club de Marcelo Bielsa, que el equipo madrileño venció por 3-0 con estelar actuación de Radamel Falcao.

Un año después, el equipo no pudo pasar de los dieciseisavos de final, donde perdió ante el Rubin Kazán, y a partir de ese momento llegó el Atleti más potente, con las dolorosas dos derrotas frente al Real Madrid en Lisboa y Milán, pero con la certeza de que el equipo ha dado un indiscutible paso adelante para codearse con los mejores equipos del mundo.

Sin duda, esa evolución es lo que más duele tanto en el seno de la plantilla como entre los aficionados, que sin duda consideran que los Oblak, Griezmann o Diego Costa hubieran tenido mucho que decir en una edición en la que se han colado en las semifinales Liverpool y Roma de forma sorprendente. Más allá de eso, el equipo colchonero es el gran favorito para alzar la Europa League, lo que significaría el tercer título europeo en los últimos 9 años. Primero, a confirmar el buen obtenido en la ida contra el Sporting de Portugal.