El ciclista toledano Federico Martín Bahamontes, que ha fallecido este martes a los 95 años, se tomaba la vida con una filosofía diferente al resto y nunca le veíamos con un mal gesto o sin una sonrisa de oreja y oreja. Estos han sido algunos de los mejores momentos que nos ha dejado el ciclista español.

El 'Águila de Toledo' ha contado en más de una ocasión cómo fue  participar en la Vuelta Asturias: llegó al norte en bicicleta desde Madrid, recorriendo casi 400 kilómetros en el mismo día para poder participar en la carrera. "¿Por qué no fue en tren?", le preguntan dos jóvenes en El Hormiguero. "¿En tren? ¿Dónde estaba el dinero?", les responde el mítico deportista.

"¿Es verdad que antiguamente se hacían competiciones para ganar un chorizo o un jamón?", cuestionan también los chicos. "Yo me llevé un par de conejos, un pollo, unas ristras de chorizo... esto lo cuentas y se creen que son batallitas mías", apunta Bahamontes, que llega a revelar también que se tomaba un carajillo cuando quedaban 30 o 40 kilómetros para llegar a la meta.

La increíble historia del verdadero nombre de Bahamontes: "Me bautizaron como Alejandro, pero..."

Bahamontes, considerado el mejor escalador de la historia del ciclismo, con seis maillots por este mérito en el Tour de Francia, uno en el Giro y dos en La Vuelta, sacaba muchos minutos de ventaja a sus rivales en las subidas.

Tanto era así, que el ciclista toledano recuerda en una entrevista en La Resistencia su famosa anécdota del helado en pleno Tour. En su primera participación en la competición (1954), el toledano iba en cabeza durante el Gran Premio de la Montaña, con tanta diferencia respecto a sus rivales que, cuando coronó el puerto, se detuvo y se compró un helado mientras esperaba que su equipo llegase para repararle una rueda rota sin la que no podía continuar. 

Desde entonces han transcurrido más de seis décadas, en los que los materiales de las bicicletas, el vestuario y los elementos de protección de los ciclistas han cambiado mucho. Por eso, en su encuentro con ambos jóvenes en El Hormiguero, reta a ambos a utilizar una bici como las que él usaba. "No puedo, es imposible, es muy duro", dice uno de ellos, deteniéndose a mitad de camino.