La pesadilla que un niño de la Academia del Valencia vivió por la imprudencia de sus responsables : "Era un cadáver"

Un niño jugando al fútbol.
Un niño jugando al fútbol.
EFE
Un niño jugando al fútbol.

La madre de un menor que acudió a Egipto el verano de 2019 a un torneo de fútbol con la Academia del Valencia C.F. ha relatado la "pesadilla" que vivieron cuando el niño empezó a tener diarrea y vómitos y no le dejaron llevarle al hospital, un "abandono" y "desatención" que acabó "a punto de un fallo multiorgánico".

La Audiencia Nacional ha sentado este viernes en el banquillo a dos responsables de la Academia del Valencia C.F. -quien fuera director técnico y un ATS- por un delito de lesiones imprudentes hacia este menor de 12 años, que sufrió un episodio de salmonelosis que acabó con una úlcera en el duodeno, deshidratación grave e insuficiencia renal.

El fiscal pide para ambos, que han negado las acusaciones que pesan sobre ellos, un año de inhabilitación para el cargo de directivo de entidad deportiva con menores y una multa, y solicita que el club responda con carácter subsidiario de la indemnización que reclama para la víctima.

Todo comenzó el 28 de agosto de 2019, cuando el niño, de 12 años, comenzó a tener vómitos, fiebre y diarrea. La noche siguiente sus padres fueron a visitarle a su habitación y se lo encontraron "tumbado", con el aire acondicionado "a toda castaña", "ropa tirada por el suelo" con "excrementos" y "muchas botellas", según han relatado los tres testigos que lo vieron: sus padres y el de otro compañero.

A su madre, según ha contado visiblemente emocionada, le dio "mucha impresión ver al niño en esas circunstancias de abandono total" y por eso reclamaron en varias ocasiones llevarlo a un hospital o sufragar el coste de que un médico lo atendiese a él y a otros niños que también se encontraban enfermos.

Esta versión, apoyada también por la declaración de los otros dos testigos, contradice la aportada por los acusados, principalmente el entonces director técnico, que ha asegurado que "no es que negara" esa posibilidad, sino que les ofreció volver a Valencia, algo que los tres progenitores niegan.

También ha rechazado, a diferencia de lo que mantienen tanto los padres como la propia víctima, que la academia tuviese un protocolo que impedía a los padres alojarse en el mismo hotel o viajar en el mismo avión.

El ATS, por su parte, ha confirmado el cuadro clínico del menor, compartido con otros niños, y ha asegurado que únicamente le dio un anti inflamatorio -Ibuprofeno-, además de otros fármacos que responden al "protocolo que se suele seguir".

Ha explicado que le dieron suero para la deshidratación y ha sugerido que pudo tomar otro tipo de medicamentos por su cuenta porque "el niño llevaba una bolsa con medicación" y porque el día de regreso a España, tras preguntarle si había tomado algo, le dijo que su madre le había indicado que tomase una pastilla para la diarrea.

El menor, su compañero de habitación y sus padres han negado que llevasen medicinas porque estaba "totalmente prohibido". El sanitario vio, ha dicho, "una evolución más o menos normal" en el niño y "no le dio la sensación de que estaba empeorando". "A la madre, sí", ha puntualizado.

Llegada al aeropuerto

Unos días después, el 31 de agosto, los padres, que viajaron a España en otro vuelo, vieron a su hijo llegar "agarrado" del ATS, sin poder caminar, con "los ojos hundidos y los dientes fuera". "Era un cadáver", ha lamentado su madre.

"Dios bendito", dijo su padre, que lo cogió en brazos; estaba como "una tabla" y lo llevaron al hospital de Manises, donde lo derivaron a La Fe tras detectarle una "deshidratacion muy grave", con "los riñones parados, la mayoría de sus órganos secos" y "a punto de un fallo multiorgánico", ha relatado su madre, que ha subrayado que incluso les llegaron a decir que podía desarrollar "daños cerebrales".

El menor, a quien se detectó una perforación en el duodeno y una esofagitis, tuvo que ingresar en la UCI pediátrica y ser operado. Se determinó que la salmonelosis sufrida y el tratamiento que recibió -el anti inflamatorio y un fármaco para la diarrea- pudo producir dicha úlcera duodenal, algo que ha sido objeto de profundo debate en el juicio entre los peritos propuestos por las partes.

El fiscal, tras elevar a definitivas sus conclusiones, ha asegurado que hubo una "negligencia inexcusable" por parte de los acusados: "Casi se mata a un menor, a un niño, porque no se le prescribió el tratamiento adecuado, que tampoco es muy complicado".

La acusación particular, por su parte, ha criticado el "tratamiento nefasto" que se le dio mientras "se fue apagando poco a poco, deshidratando poco a poco", mientras la defensa ha señalado que no está probada la cantidad de ingesta de anti inflamatorio y que en Egipto no se sabía que tenía salmonelosis.

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