Fernando Alonso rozó con la yema de los dedos la 'pole position' del GP de Mónaco en una sesión clasificatoria de sábado resuelta por 84 milésimas. Max Verstappen necesitó un milagro al borde del accidente para superar al asturiano, un hombre que ya había advertido de su hambre competitiva en la previa y que no pudo contener la rabia competitiva por radio mientras luchaba por la primera plaza.

¡Estoy empujando como un animal!", gritó el asturiano a su equipo a través de la radio mientras rodaba en una de las mejores batallas por la primera posición de salida que se recuerdan en la historia de la Fórmula 1. Un mensaje tan desbordante de adrenalina y competitividad como la conducción del piloto ovetense.

Y es que, a pesar de la decepción en el último suspiro con el tiempo marcado por Verstappen, Alonso dejó un mensaje sibilino con olor amenaza de venganza en sus declaraciones posteriores ante la prensa que seguro ha llegado al 'box' de Red Bull.

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"El último sector es nuestro punto débil en este circuito. A ver qué podemos hacer mañana, con la estrategia y si hay algo en la meteorología, intentaremos ganar", deslizó el bicampeón mundial con disfraz de 'corderito'.

"El recorrido es corto hasta la primera curva; pero normalmente hemos salido bien y Max es algo inconsistente. A ver qué pasa", añadió Alonso para mandar un suave mensaje desestabilizador al joven Verstappen, al que muy probablemente pondrá en sobre aviso Christian Horner, jefe de Red Bull, siempre temeroso de los duelos de sus pilotos con el español.