Las calles de Montecarlo no perdonan a nadie, tampoco a los mejores pilotos de la parrilla de la Fórmula 1, algo que quedó certificado este sábado de clasificación para el GP de Mónaco con el duro accidente de Sergio Pérez (Red Bull) que termina con gran parte de sus opciones este fin de semana.

Ocurrió a las primeras de cambio, a mitad de la Q1, cuando el mexicano, segundo por detrás de Verstappen y delante de Alonso, se pasó de frenada en la primera curva tras la recta del circuito urbano del Principado y acabó estrellado contra el muro. El caos estaba servido.

El coche de Pérez quedó inmóvil en medio de la pista, destrozado en el costado izquierdo, lo que provocó la señalización de la bandera roja y, por ende, una temida paralización del crono a falta de 11 minutos.

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La reanudación, minutos después de la retirada del Red Bull del trazado, creó un ambiente irrespirable, pues provocó una salida masiva de coches al estrecho recorrido a la búsqueda de su billete para la Q2. Un tráfico inusitado que a punto estuvo de costarle la quema a Carlos Sainz, cuyo Ferrari no terminó de adaptarse al enfriamiento de los neumáticos.

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Checo Pérez repitió con este accidente lo ocurrido en Australia, pues partirá de la última posición el domingo, aunque con muchas menos posibilidades de firmar una gran remontada. En Mónaco el 90% del fin de semana pende de la sesión clasificatoria, y la decepción del mexicano al bajarse del coche reflejó su conocimiento de ya no tiene mucho que hacer en el Principado.