Mariano Gistaín Periodista y escritor
OPINIÓN

Fernando Alonso y su coche irreal

Fernando Alonso durante el GP de Baréin de F1 2023.
Fernando Alonso durante el GP de Baréin de F1 2023.
EFE / EPA / ALI HAIDER
Fernando Alonso durante el GP de Baréin de F1 2023.

Fernando Alonso ha quedado tercero y ha protagonizado una carrera de las que hacen afición. Elegido mejor piloto por el público, ha firmado la vuelta rápida. La Fórmula 1 y los canales que venden las carreras le deben a Alonso la vida. Seguro que el recital de pasión ha disparado las ventas de abonos. Tras décadas de hastío Alonso tiene un coche que corre, el Aston Martin, aunque queda lejos de los RedBull.

Los enemigos de la Fórmula 1 son el aburrimiento y la falta de competencia: lo mismo que le ocurre al mundo en general. El neoliberalismo (en adelante neolib) ha eliminado la competencia: es un juego de oligopolios. Al petar la URSS el capitalismo se quedó sin competencia y se volvió loco, nos hemos vuelto locos. Alonso dice que lo que ha hecho el equipo de Aston Martin con el coche “es irreal”. Tan irreal como la nueva cara de Madonna.

Y con esta intro llegamos a los temazos hispanos: la ansiedad del 8M, con el gobierno cual hidra de dos cabezas a degüello entre ellas, el caso del Tito Berni y el anuncio del autoexilio de Ferrovial: agua de mayo para la oposición. La semana ha sido tan intensa que es difícil acordarse de la moción de censura. Sánchez teme que no llegue a presidir Europa, que es su punto de fuga: Sánchez busca la salida a Europa como Del Pino y su Ferrovial. Quizá por eso el presidente se ha enfurruñado tanto, porque Del Pino se le ha adelantado. Y luego dicen que la globalización va a menos.

El que se enfada pierde. Eso lo dice hasta Pablo Motos, máximo oráculo entre semana, donde la pereza de las cadenas rivales lo encumbra al podio: también en esto reina el aburrimiento y la in-competencia (falta de competencia). Todo es tan irreal como el trabajo que ha hecho Aston Martin en el coche, según Alonso, que se llevó una tarascada madrugadora de su compañero de equipo y volanteó a toda leche para seguir en la pista haciendo eses. Qué forma de adelantar a Hamilton, a Russell, a Sáinz. Con décadas de retraso tiene un coche y ha levantado la afición.

El anuncio de Ferrovial de irse a Holanda ha disparado la fama de su presidente. Del Pino era muy conocido en los exclusivos ambientes del selectivo Ibex 35 pero ahora alcanza cotas de auténtica popularidad, sin llegar al nivel de Tamara pero sí al de un Amancio Ortega (lo cual le obligará a donar artefactos carísimos). Con este anuncio Del Pino es el rival fáctico del sanchazgo ante el poco ímpetu de Feijoo, que mantiene el perfil bajo sin esfuerzo.

La hazaña de Fernando Alonso y de Carlos Sáinz, clasificado cuarto, sube la autoestima de la marca España, que sin duda se repondrá de la marcha de Ferrovial aunque quizá no tanto de la airada respuesta del gobierno, que no recuerda en qué mundo neolib sobrevive, como todos, de milagro. El precariado, signo de los tiempos, acecha también por arriba.

El problema para el sanchazgo es que si lo de Ferrovial es una maniobra envolvente ya estará prevista la siguiente fuga. ¿Quién será?

El mayor fallo del gobierno sanchero es no haberse enterado de la escapada de Ferrovial. Es un descuido imperdonable, similar al del rajoyato cuando no supo descubrir las urnas del referéndum ilegal del 17. Sánchez debería haber infiltrado policías sexis en el Ibex, aunque quizá esa misión exige otras habilidades más sofisticadas que las que se requieren para empotrarse en el activismo catalán.

El rebote sanchero es por no haber sabido prever la fuga de Ferrovial. El rajoyato no pudo averiguar lo de las urnas sediciosas malversadoras porque tenía a sus huestes de inteligencia metiendo un falso cura en casa de Bárcenas para robarle la contabilidad, destruyendo discos duros a martillazos y enredando con Villarejo y con la policía patriótica. A saber en qué utiliza el sanchazgo la inteligencia.

La patria superará lo de Ferrovial. Además, ya se perdieron en tiempos Iberia (IAG) y Endesa (Enel) y otros iconos, y la vida siguió… aunque Endesa, ha derribado la chimenea de la extinta central térmica de Andorra de Teruel, un monolito de 343 metros desde el que se divisaba casi toda la España vacía: quizá por eso lo han dinamitado tan rápido.

Fernando Alonso eleva la autoestima país, aunque los coches de RedBull se fueron solos a la meta (aburrimiento garantizado por falta de competencia). Y la frase de Alonso de que lo que ha hecho Aston Martin con el coche “es irreal” sirve para ilustrar lo que pasa en el mercado del automóvil, que nadie sabe qué coche comprar ante el barullo eléctrico, los precios y los vetos a la contaminación, que impiden circular a carros viejos, que son tantos. Lo de los coches es muy irreal.

Sánchez se ha guardado para animar el 8M la ley de la paridad, tan necesaria como temida si la redacta el mismo comité científico jurídico secreto que ha promulgado otros textos-lapa. Si la ley fuera realista en vez de irreal tendría que regular la paridad también en el ámbito de la corrupción.

Estos detalles de un entorno densamente oligopólico –nuevo ídolo empresarial y de la oposición fáctica, fuga de una top-Ibex; hazañas del Tito Berni– se aderezan con lo más grave de todo, que es la pérdida de confianza en los árbitros, que emula a la ídem en la justicia y en otros pilares del sistema. Si falla el fútbol siempre quedará Alonso y su coche irreal.

El problema para el sanchazgo es que si lo de Ferrovial es una maniobra envolvente ya estará prevista la siguiente fuga. ¿Quién será?

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