Debut aciago de Luka Modric en el Mundial de Qatar, pues no se cantó ningún gol en el estadio Al Bayt en el Marruecos-Croacia que abría la primera jornada del Grupo F. No fue por ocasiones, porque balcánicos y africanos tuvieron varias oportunidades claras de adelantarse, sino por el buen hacer de sus porteros y la falta de ideas para romper líneas. El empate en este encuentro complica la vida en la Copa del Mundo a ambas selecciones, que deberán ganar si quieren pasar a octavos de final.

Toques en horizontal, sin mucha creatividad y sin la magia del centrocampista del Real Madrid fueron la tónica general del combinado de Zlatko Dalic en los primeros compases del partido. No sabía cómo fluir el conjunto croata sobre el terreno de juego, y las dudas sobre cómo avanzar en el campo animaron a la selección marroquí a ir al ataque.

Los Leones del Atlas se comieron a la subcampeona del mundo en la primera mitad con coraje, ganas y una defensa adelantada que animaba a sus delanteros a presionar muy arriba. Con esta disposición impidieron que los croatas pudiesen salir con el balón jugado y les obligaron a elevar la pelota para avanzar.

Los de Walid Regragui fueron los que más amenazaron. Achraf Hakimi y Hakim Ziyech se convirtieron en afilados puñales por la banda derecha, y desde sus botas nacieron la mayoría de llegadas con peligro, aunque ninguna terminaría cogiendo portería.

A pesar del hambre de Marruecos, Croacia no se dio por vencida y lo siguió intentando. El partido se tornó en un ida y vuelta sin descanso, aunque sin oportunidades reales de gol para los balcánicos... hasta el último suspiro de la primera mitad.

Con el tiempo casi cumplido, Bono salvó a los suyos con un remate a bocajarro de Kramaric. El guardameta del Sevilla atinó a meter la pierna en el chut raso y la echó a córner, aunque el saque de esquina otorgaría a Modric la oportunidad de abrir el marcador con un latigazo desde fuera del área. Se marchó alta.

El segundo tiempo no tuvo nada que ver con el primero. Las fuerzas se agotaron en ambos conjuntos, que se limitaron a defender los empujes de su rival. Solo hubo una ocasión clara para cada equipo, rechazada sin mayor problema por sus cancerberos. Con el paso de los minutos, el empate supo mejor que arriesgarse a una derrota, y al final se repartieron un punto cada uno.

La nota negativa del encuentro fue la lesión de Mazraoui, que fue asistido sobre el césped durante varios minutos y pudo reincorporarse, aunque terminaría volviendo a dejarse caer para que las asistencias le sacasen en camilla. El estado del defensa causa preocupación en Marruecos, encuadrada en un grupo muy complicado con Croacia y Bélgica, que debuta este miércoles ante Canadá, como las favoritas para pasar a la siguiente ronda.