El COI invoca tregua olímpica en Ucrania, pero Rusia ya se la saltó durante los últimos Juegos celebrados en Pekín

Monumento de Pekín 2022 en la plaza de Tiananmen
Monumento de Pekín 2022 en la plaza de Tiananmen
DPA vía Europa Press
Monumento de Pekín 2022 en la plaza de Tiananmen

El mundo contiene el aliento en plena escalada bélica en la frontera entre Ucrania y Rusia. El régimen de Vladimir Putin ha movilizado a sus tropas y la OTAN y sus aliados han respondido en consecuencia.

Entre los países que apoyan al Kremlin está China, que ha participado en maniobras militares en estos días junto a soldados rusos y de Irak. Todo ello a las puertas de la celebración de uno de los acontecimientos mundiales que van a poner a su capital, Pekín, en el centro de todas las miradas: los Juegos Olímpicos de Invierno.

Por este motivo, el Comité Olímpico Internacional y Naciones Unidas han invocado una tradición milenaria (y que es más simbólica que real): la tregua olímpica. La petición ha sido adoptada por consenso por los 193 Estados miembros de la ONU, algo que ha sido recibido por el COI con optimismo y que le sirve para reivindicar "la misión de los Juegos Olímpicos de unir a los mejores atletas del mundo, sin discriminación, en una competición pacífica y respetuosa", subrayó en un comunicado el presidente del COI, Thomas Bach.

Mientras la diplomacia intenta hacer su trabajo y las tropas de ambos bandos toman posiciones, conviene recordar que no es la primera vez, ni mucho menos, que Rusia se mete en una situación similar en pleno año olímpico. De hecho, la última vez que se celebraron unos Juegos en Pekín, los de verano de 2008, Putin ya se saltó la tregua olímpica con la invasión de Georgia.

La invasión rusa de Osetia del Sur de agosto de 2008

Mientras 'el Nido' de Pekín era el centro de la atención mundial en 2008, el polvorín de la región del Mar Negro vivió un estallido.

El 7 de agosto de ese año, un día antes de la ceremonia de inauguración de los Juegos de la XXIX Olimpiada, la batalla de Tsjinval dio comienzo a la llamada guerra de Osetia del Sur. Los bandos contendientes eran las regiones georgianas prorrusas de Osetia del Sur y Abjasia, junto a la propia Rusia, y el gobierno legítimo de Georgia. Aunque el conflicto arraiga prácticamente en un siglo antes con la declaración de independencia del país en 1918, fue la caída del muro de Berlín y el desmembramiento de la URSS lo que generó una situación de tensión constante que desembocó en la Guerra Civil Georgiana entre 1991 y 1993, con algunas refriegas que llegan aún hasta nuestros días.

En 2008, con motivo de la promesa de entrada de Ucrania y Georgia a la Unión Europea, Rusia estrechó lazos con las regiones separatistas. La declaración de independencia de Kosovo sirvió a Osetia del Sur y Abjasia como argumento para acercarse a las ideas del Kremlin, que incluso distribuyeron pasaportes rusos entre sus habitantes para forzar, de facto, su anexión.

El derribo de un avión georgiano por parte de fuerzas rusas en Abjasia en abril de 2008 es considerado el incidente fundacional del conflicto armado, cuyo inicio oficial fue la citada batalla Tsjinval. Apenas cuatro días después, el 12 de agosto de 2008, Rusia y Georgia firmaron un acuerdo de paz con la Unión Europea como árbitro (y promotor diplomático de las condiciones), que básicamente consistió en la retirada de las tropas de un bando y otro de las regiones en conflicto, e iniciar conversaciones.

Las acusaciones de promover el separatismo hacia Rusia y hacia el por entonces Primer Ministro Dmitri Medvedev no cesaron y, aún a día de hoy, se mantienen. Osetia del Sur y Absajia declararon oficialmente su independencia, si bien solo son reconocidas por Rusia y sus aliados. Aunque solo duró apenas una semana, se estima que provocó la movilización de 158.600 refugiados, amén de bajas que, en función de las fuentes consultadas, varían entre los 100 y los 5.000 muertos entre soldados y civiles.

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