Fernando Alonso tendrá un reto mayor de lo previsto en el GP de Estados Unidos. A un circuito muy bacheado, con amenaza (cada vez menor) de lluvia y las propias características del trazado de Austin se une ahora la penalización que le obligará a salir último en la carrera de este domingo.

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Como ya hicieron otros pilotos, empezando por el líder Max Verstappen o Carlos Sainz entre otros, en carreras previas, Alonso y Alpine han decidido montar una unidad de potencia completamente nueva para garantizar que no vaya a haber una avería o fallo mecánico que les obligue a abandonar. Al estrenar una nueva unidad y exceder el número máximo permitido, tendrá que arrancar desde el fondo de la parrilla.

Alpine lo confirmó cuando se estaban celebrando los terceros entrenamientos libres en Austin.

No es necesariamente una mala noticia, al menos para el espectáculo. En la última carrera, el GP de Turquía, Carlos Sainz pasó por este trance y acabó saliendo 19º. Entró en meta 8º y fue nombrado piloto del día. 

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La presumible remontada de Alonso garantiza que saldrá al ataque, si bien necesitará una buena dosis de suerte. Alpine quería retrasar al máximo la decisión de cambiar el motor a sus pilotos, pero visto el problema del viernes (aunque fue un manguito mal ajustado) y el desgaste que ya llevaban, decidieron no esperar mucho más. Máxime cuando el rendimiento en los libres no fue, ni mucho menos, positivo.