De dejarlo todo dos veces a la medalla de oro en Tokio con 39 años: la travesía de la reina del tatami, Sandra Sánchez

Sandra Sánchez durante los Juegos Olímpicos de Tokio
Sandra Sánchez durante los Juegos Olímpicos de Tokio
EFE
Sandra Sánchez durante los Juegos Olímpicos de Tokio
La karateka Sandra Sánchez ha ganado el segundo oro para España en los Juegos Olímpicos de Tokio. Lo ha hecho en la competición de kata, a la que llegaba como gran favorita. En la final, se impuso a la japonesa Kiyou Shimizu, tras firmar una espectacular kata en la que clavó todos los movimientos.
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Cuando Sandra Sánchez entró por primera vez a un gimnasio, acompañando a su hermano Paquito a su clase de karate, nadie más que ella sabía que había nacido una estrella del deporte español. La pequeña Sandra, que practicaba baile con la envidia de ver a su hermano encima del tatami, pronto convenció a sus padres de que su pasión era realmente el kimono. Más de 30 años después la talaverana busca poner un broche de oro a su carrera en unos Juegos Olímpicos. 

A un mes de cumplir los 40 años Sandra ha ganado una medalla de oro en Tokio, algo que no podía imaginar cuando comenzó su camino hacia la élite del karate. Este jueves se impuso la lógica en el Nippon Budokan y se colgó el oro en el encuentro entre la mejor karateka y la competición más grande del karate.

El duro camino de Sandra hacia el sueño  olímpico

La toledana entró al pabellón concentrada en los katas elegidos para la competición, el secreto mejor guardado en cada torneo con su entrenador, Jesús del Moral, y cargando a sus espaldas el peso de una carrera llena de obstáculos. Y es que la eterna sonrisa de Sandra ilumina hoy un duro camino que en muchas ocasiones la empujó a dejar de soñar.

El primer revés de su trayectoria deportiva pudo ser el último pues, con 20 años y tras un mes de entrar al Centro de Alto Rendimiento (CAR), se vio obligada a apartarse de su sueño para cuidar de su madre, a quien diagnosticaron un cáncer. El camino de Sandra hacia lo más alto parecía truncarse cuando desde la Federación le comunicaron a su maestro que estaba dejando escapar la oportunidad de su vida. 

La campeona olímpica y actual número uno del ranking mundial volvió a su casa para empezar de cero. Continuó entrenando en su club a la vez que terminaba la carrera de Ciencias del deporte y a los 24 años, pensando más en su futuro profesional que en su sueño deportivo, dejó el karate y se marchó a Australia con una beca para aprender inglés.

Regresó a España sin nada que perder e incluso frustrada por haber perdido la oportunidad de su vida, pero una llamada de Javier Pineño, presidente de la federación de Castilla La Mancha y de Jesús del Moral, en aquel momento entrenador de la Federación, la convenció para volver a demostrar su valía. Con del Moral como entrenador y luego como compañero vital, 2015 fue el año de su despegue definitivo: se proclamó campeona de Europa y subió al podio en todas las citas de la Premier League, en cuatro de ellas a lo más alto.

Se levantó una vez más y encarriló su destino 

A partir de ese año, la deportista logró encarrilar su destino con un bronce en los campeonatos del mundo de 2016 y y el título mundial en 2018. Desde entonces, se ha impuesto en todas las competiciones en las que ha participado excepto en tres, las Premier League de 2019 en París, Rabat y Tokio, todas ellas ganadas por la única rival capaz de hacerle sombra, la japonesa Kiyou Shimizu.

Hoy se enfrentó a Shimizu en una final que es un clásico del kata para los aficionados al kárate. La española y la japonesa se han encontrado en todos los enfrentamientos por el oro y ambas confiaban en una reedición de este choque en la final olímpica. "Todo el mundo da por hecho que estaremos en la final de los Juegos. Pero hay que ir paso a paso", aseguró Sánchez antes de comenzar la competición.

En la Premier League de septiembre de 2019 en Tokio, en el mismo Nippon Budokan en el que hoy se ha impuesto la española, la igualdad entre ambas fue tal que tuvieron que presentar un kata de desempate. La japonesa se impuso por un pelo: 27,74 puntos frente a 27,48.

Sánchez, siempre respetuosa con sus rivales, define el kárate de Shimizu como "más fluido", frente al "más enérgico, de pasión y de potencia" que ella representa. Es un traslado de sus respectivas personalidades, "tímida" la de la japonesa, "pizpireta" la de la española, como ella misma se define.

Sus 153 centímetros y sus 48 kilos ocultan la verdadera fuerza física de Sánchez, que cumple duras sesiones de trabajo físico en el CAR de Madrid sin rechistar, por mucho que odie los ‘burpees’. Luego siguen las horas de perfeccionamiento técnico, de fisioterapia… antes de retirarse a su modesta habitación de la Residencia Blume, en la que ha vivido los últimos años con Jesús para centrarse en su preparación y olvidarse de cuestiones mundanas como hacer la comida o lavar la ropa, tareas que allí le dan hechas.

El legado de Sandra Sánchez 

El oro de Tokio es un premio a la constancia de alguien que no renunció a su sueño de niña pese a los obstáculos que pudieron truncar su destino. En estos Juegos Sandra Sánchez ha demostrado ser un ejemplo de superación, logrando escalar con casi 40 años a lo más alto del olimpo. 

El legado de la campeona española ya es una realidad, pues ha sido nombrada seleccionadora española de las categorías inferiores de kata. Las jóvenes promesas españolas no podrían tener mejor guía que una campeona del mundo que este jueves tocó el techo del deporte olímpico.

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