LeBron James seguirá defendiendo la elástica de Los Angeles Lakers, al menos, hasta que cumpla los 39 años. El líder de los vigentes campeones de la NBA ha renovado dos temporadas más su contrato con la franquicia del Staples Center, hasta 2023, en el que apunta a ser si no el último, el penúltimo contrato de su vida.

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La veteranía de 'King' va de la mano de un juego incansable e innegablemente clave para su equipo, lo que se transluce en su contrato. Así, cobrará la friolera de 85 millones de dólares por esas dos campañas, a 42,5 cada uno.

Pero más allá de lo que cobre o su relevancia en la cancha, se abre así una posibilidad con la que muchos aficionados sueñan en la NBA. 

Bronny James, el hijo mayor de LeBron, está dando sus pasos directo a la competición y en 2023 estará en su último año de secundaria. Si se mantienen los plazos y el hijo del Rey mantiene el buen hacer en la cancha, los Lakers podrían hacerse con sus servicios en el draft, aunque para ello la NBA y la NBPA, la asociación de jugadores, tendrían que aprobarlo (Bronny aún no sería universitario y con la norma actual no podría ser profesional) con lo que jugarían padre e hijo con la misma camiseta.