Como suele suceder a la hora de contar esfuerzos de este tipo, lo mejor que uno puede hacer es ponerse en la piel e imaginar algo parecido en su propia persona. Una pista de atletismo y a dar vueltas: a ello se puso Kilian Jornet, atleta de montaña, aventurero y prodigio físico, con el objetivo de realizar una "prueba nutricional", como él mismo afirmó en sus redes sociales.
La prueba concluyó seis horas después, durante las que Kilian dio 210 vueltas a la pista hasta completar 84.89 kilómetros a un ritmo de 4.13 el km, es decir, se hizo dos maratones seguidos por debajo de las tres horas.
Por loco que parezca, no es el entrenamiento más exigente de Jornet, que gusta siempre de llevar su cuerpo al límite, corriendo durante horas sin comida ni bebida hasta llegar literalmente al desmayo, o realizar tiradas de varios días y muchas decenas de miles de metros de desnivel acumulado, subiendo y bajando.
Él mismo dio poco después la explicación de esta prueba: "La progresión proviene de las adaptaciones, las adaptaciones provienen del entrenamiento y el descanso, el entrenamiento proviene del conocimiento y el conocimiento proviene de las pruebas. Ayer hice una prueba nutricional. En un ambiente estable (una pista) y un esfuerzo fácil pero constante, estuve probando diferentes protocolos de repostaje e hidratación que espero puedan ayudarme a mejorar los niveles de energía durante diferentes objetivos, desde una carrera donde podamos tener acceso a líquidos y comida a cuando queremos una escalada alta donde tenemos comida y combustible limitados ya que tenemos que llevarlo todo. Creo que probar es importante para tener un mejor conocimiento de uno mismo y aplicar este conocimiento en entrenamientos, carreras o proyectos.
Entre esos proyectos, y amén de la fundación recién creada para la protección de la naturaleza y el medio ambiente, el atleta español tiene prevista una mudanza hasta hace unos años impensable para él: de la montaña al asfalto. En un par de semanas se estrenará con un 10K en Noruega, donde el objetivo es bajar de los 30 minutos, algo que ya logró hace unos días en otro entrenamiento 'made in Kilian': un kilómetro vertical a todo gas y después 10 kilómetros con la gasolina restante. Y consiguió finiquitarlos en menos de media hora. Y ya el año que viene, aparece otro reto en su horizonte, el maratón. Será siempre y cuando Maj, la pequeña de sus desvelos, se lo permite. "Tener a mi hija me ha cambiado la vida", confiesa.
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