Alonso, en alerta: las 500 millas de Indianápolis se celebrarán con público en las gradas sí o sí en agosto... o en octubre

Fernando Alonso, en Indianápolis, en 2017.
Fernando Alonso, en Indianápolis, en 2017.
EFE
Fernando Alonso, en Indianápolis, en 2017.

La temporada 2020 de la IndyCar echó a andar, por fin, este fin de semana en el óvalo de Texas, pero lo hizo en un ambiente muy distinto al acostumbrado. Un campeonato que suele llenar todos sus recintos se vio con las gradas vacías, debido a la prohibición de acceso del público al trazado, como a priori van a ser todas las pruebas hasta nueva orden. 

Scott Dixon, toda una leyenda del campeonato, se impuso en la cita inaugural pero esta vez no tuvo a una grada enfervorecida vitoreándole por el éxito.

Este factor es especialmente crítico para la cita reina del campeonato y una de las más importantes del mundo del automovilismo: las 500 millas de Indianápolis. El óvalo más famoso del planeta suele acoger cada año a una media de 300.000 espectadores, lo que lo convierte en el recinto deportivo con más público en directo año tras año.

Tal es la importancia de las gradas que Roger Penske, toda una institución en el motor estadounidense que recientemente ha comprado la IndyCar y los derechos del propio circuito de Indianápolis, ha advertido de que si no hay público el 23 de agosto para la disputa de la carrera, se moverá a octubre.

"Créeme, vamos a disputarla con fans. Estaremos aquí para los fans en agosto, lo estamos planeando y nos sentimos bien. Quedan casi tres meses y creo que estará OK", asegura el 'Capitán'. "Sólo correremos con fans", advierte.

Tanto es así, que Penske se ha asegurado un as en la manga, en caso de que en agosto sea imposible. Si no llegan a un acuerdo con el gobernador de Indiana y el alcalde de la ciudad para permitir el acceso al público (no hay que contar sólo con la visita al circuito, sino con la presencia de una multitud mucho mayor de lo habitual allí en la ciudad durante varios días), se plantearán mover la cita a octubre.

Las 500 millas de Indianápolis es una prueba con una importancia social fuera de toda duda en Estados Unidos. Tradicionalmente se disputa el último domingo de mayo, en la víspera del Día de los Caídos, por lo que el desfile militar y el homenaje a la bandera copan un protagonismo capital en las ceremonias previas a la carrera.

Este año tuvo que suspenderse por la pandemia y se movió al 23 de agosto, por lo que ya perderá parte de su magia. La ausencia de público es inconcebible para Penske y para los fans de la IndyCar, si bien la evolución a día de hoy parece positiva. 

El resto de competiciones deportivas que se han reanudado están programadas sin público. Tanto la NBA, como la MLS, la NFL, la NHL y el resto de deportes que preparan su regreso disputarán sus partidos a puerta cerrada. La ventaja que tiene el automovilismo (la NASCAR también se ha reanudado, sin público, y compartirá circuito con la Indy el 4-5 de julio) es que se disputa al aire libre, lo que reduce considerablemente el riesgo de contagio, especialmente si se implementan medidas de distancia y de seguridad sanitaria.

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