Un diputado recordaba este miércoles que las mociones de censura sirven para dos cosas: para echar al presidente del Gobierno o, si no dan los números, para intentar consolidarte como su única alternativa. En esta moción no ha sucedido ninguna de las dos cosas. Obviamente Rajoy sigue liderando el Gobierno y, como se constatará este fin de semana, Pedro Sánchez y el PSOE tienen muchos números para mantenerse como el principal rival del PP.
Sin embargo, la moción no puede considerarse del todo un fracaso para Podemos. Quizá con la excepción de su réplica a Albert Rivera, Pablo Iglesias mantuvo el nuevo tono conciliador que quería presentar ante la Cámara.
El PP y Mariano Rajoy resistieron bien el envite, pero ayer quedó claro que el PSOE de Pedro Sánchez y la versión que estos días ha presentado Pablo Iglesias de sí mismo pueden entenderse en un futuro próximo. Hay partida por delante.
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