España rechazó presionar a Irán por temor a su potencial nuclear

  • Plantó cara a EE UU y no se sumó al grupo que pedía más sanciones.
  • Solo aceptó la resolución 1737 de la ONU.
  • Zapatero estaba preocupado por posibles represalias a nuestras tropas.
  • Los cables, en 20minutos.es
El presidente iraní Mahmud Ahmadineyad
El presidente iraní Mahmud Ahmadineyad
EFE
El presidente iraní Mahmud Ahmadineyad

España llegó a plantar cara en 2007 a EE UU y no cedió a las presiones que la Administración Bush quería imponer contra el programa nuclear iraní por temor a represalias contra las tropas españolas desplegadas en Afganistán y Líbano. De hecho, el Gobierno estadounidense no salió muy contento de sus encuentros con el Ejecutivo de Zapatero y reconoció que la mejor manera de conseguir el apoyo español era a través de Javier Solana, entonces Alto Representante de la Política Exterior de la Unión Europea. Así lo revelan los cables de la diplomacia estadounidense filtrados por Wikileaks a los que 20 minutos ha tenido acceso a través del diario noruego Aftenposten.

La embajada describe detalladamente la reunión que los días 11 y 12 de enero de 2007 mantuvo Greg Schulte, representante de EE UU en la Agencia Internacional de la Energía Atómica (OIEA), con miembros del Gobierno español. A la cita acudieron Bernardino León, secretario de Estado de Asuntos Exteriores; y Carles Casajuana, un importante asesor del gabinete del presidente Zapatero.

El objetivo de EE UU era "sensibilizar a España de la amenaza que supone un Irán nuclear" y conseguir su apoyo a nuevas medidas de presión al margen de la resolución 1737 de la ONU, que fue aprobada en diciembre de 2006 y que exigía a Irán la suspensión de todas sus actividades relacionadas con el enriquecimiento de uranio. Para ello se aprobaron sanciones económicas y restricciones comerciales, pero EE UU exigía más.

Para sorpresa de EE UU, la postura de España fue clara desde un primer momento. Casajuana transmitió a Schulte y al embajador Aguirre (presente también en los encuentros) que "no debemos tener prisa" a la hora de fijar medidas adicionales al margen de la resolución 1737, y que España optaba mejor por esperar a que el director general de la OIEA, Mohamed El Baradei, publicase su informe al respecto.

El mensaje de Casajuana, según la embajada, era el de "mantener el consenso y construir sobre él, aunque se tarde mucho más tiempo del que nos guste". Casajuana era partidario de recordar al Gobierno iraní y a su pueblo que se apuesta por la ‘estrategia de las zanahorias’, es decir, que siempre hay "una salida que permita que Irán tenga una solución pacífica a su programa nuclear".

Semanas después el informe del OIEA acusaba a Irán de seguir ocultando detalles sobre su programa nuclear, sobre todo en lo referido a sus planes en la transformación de uranio, las pruebas con materiales explosivos y los estudios para el desarrollo de un vehículo de reingreso de misiles.

Los cables revelan que España no se sumaría al grupo de presión que lideraba EE UU porque tenía cierto temor a Irán. León indicó a Schulte que a España le preocupaba que un Irán con armas nucleares pudiese llevar a otros Estados árabes como Arabia Saudí y Egipto a buscar también estas armas y que esto a su vez "podría animar a los vecinos de España en el Magreb" a hacer lo mismo.

Casajuana fue más allá y argumentó que los conflictos en Afganistán e Irak, así como el conflicto israelí-palestino, habían aumentado la influencia regional de Irán. Y es que España reconoció su miedo por la seguridad de sus 700 soldados en Afganistán, muchos de ellos cerca de la frontera con Irán; y por la de sus 1.100 militares ya desplegados en territorio libanés controlado por la milicia proiraní Hezbolá. "Irán podría fácilmente causar líos y daños a España", aseguró, algo que "siempre está en nuestras mentes".

Empresas españolas

España, no obstante, señaló a EE UU que apoyaba las medidas de presión económica contra Irán. En concreto, León explicó que España estaba pidiendo a sus empresas que "no inviertan en Irán", y a las que ya están allí, como el BBVA, las invitaba "a cerrar sus operaciones".

En ese punto, el embajador Aguirre agradeció a León el apoyo prestado por el Gobierno español para paralizar una reciente venta de aviones civiles de una empresa española a Irán, y subrayó la necesidad de una mayor vigilancia, "ya que Irán sin duda tratará de atraer a empresas españolas para llenar los vacíos creados por la partida de otras empresas europeas". Días antes, las presiones de EE UU habían conseguido que el Gobierno español intermediaria con Iberia para que no vendiese a la aerolínea Irán Air 30 antiguos aviones de fabricación estadounidense.

EE UU resume en una nota final lo poco que ha conseguido de su reunión con España. "Las palabras de precaución de Casajuana son probablemente el reflejo más exacto de la política del Gobierno español sobre Irán. No esperamos que España tome una posición de liderazgo para que la UE adopte medidas más allá de las estipuladas en la Resolución 1737", señaló el embajador Aguirre. "La mejor manera de garantizar el apoyo de España sigue siendo a través de Javier Solana. Si Solana puede construir un consenso en la UE sobre estas medidas adicionales, es casi seguro que España las apoyará”, concluyó.

González no volverá a viajar a Irán

La visita del ex presidente Felipe González a Irán, en agosto de 2006, levantó ampollas en la diplomacia estadounidense. Varios cables trataron este tema. El primero, apenas días después de la visita, en septiembre. El embajador Aguirre se reunió con el ministro Moratinos en Málaga para pedir explicaciones.

Este explicó que "nadie en el Gobierno le había pedido que fuera, aunque no se opusieron cuando González les notificó el viaje". Moratinos expresó su decepción con la visita, diciendo que no provocó "ningún valor extra", más bien todo lo contrario. Según la embajada, González defendió el derecho de Irán al desarrollo nuclear no militar. El tema siguió coleando un año después. En 2007 los cables se siguen refiriendo al tema. Bernardino León aseguró a EE UU en enero de ese año que González no volvería a viajar a Irán.

Las entrevistas de Zapatero

EE UU también pidió explicaciones sobre dos entrevistas que el presidente Zapatero tuvo en relación a Irán. La primera, en septiembre de 2006, sobre el encuentro que tuvieron Zapatero y el secretario del Consejo de Seguridad Nacional iraní, Ali Lariyani, en Madrid. Moratinos explicó a la embajada que Zapatero aceptó la visita con cautela, y que su reunión solo fue "un intercambio de bromas".

La segunda, también en septiembre de ese mismo año, sobre la entrevista que Zapatero concedió al semanario alemán Die Zeit, en la que el presidente culpó a la invasión de Irak como causa del terrorismo internacional. El embajador dijo que le habían molestado estas palabras. Moratinos respondió que él también estaba "perturbado"” por estas declaraciones y que habló con el presidente sobre ello. Según la embajada, Moratinos manifestó su creencia de que Zapatero se abstendría de ese tipo de comentarios en el futuro.

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