De la Vega: "En el desarrollo de la reforma laboral hay posibilidades de abrir el diálogo"

¿Tiene el Gobierno un dato general de seguimiento de la huelga?

El Gobierno tiene datos del ámbito de la Administración General del Estado completamente contrastados, pero como el seguimiento ha sido desigual, los datos son dispares. Es muy difícil dar un dato que abarque todos los sectores, son estimaciones. Lo más importante es dar los datos que tenemos contrastados y no entrar en las estimaciones. No tenemos ningún interés en entrar en una polémica con las cifras.

¿Por qué?

Porque ésa no es la función fundamental del Gobierno en una huelga, que es garantizar el ejercicio democrático del derecho de huelga y del derecho al trabajo y pensar en el día siguiente. No queremos entrar en un debate sobre las cifras. El seguimiento fue desigual, dispar y moderado. Ahora hay que pensar en el futuro inminente, en restaurar el diálogo.

¿El Gobierno no quiere dar un dato global porque fue muy bajo?

No, no; es que no lo hay. Hay estimaciones.

¿Y qué estimaciones tiene?

Las hace quien le corresponde hacerla, el Gobierno solo da datos. Hay sectores con 100% de seguimiento y sectores con el 3%.

Es fácil entonces sacar un dato global.

No, no es nada fácil. Los datos por sectores se conocerán cuando se presenten los boletines de cotización de la Seguridad Social. Lo que hemos dicho se corresponde bastante con la realidad. Al final el seguimiento ha sido moderado.

¿Hay una estimación oficial gubernamental de que el seguimiento global fue inferior al 20%?

No voy a entrar en la polémica. Estamos ya en otro momento, en el de explorar las vías para restaurar el diálogo.

En todo lo referido a la huelga, desde la negociación de servicios mínimos hasta los datos, ha dado la impresión de que Gobierno y sindicatos no querían hacerse mucho daño.

No se puede plantear esto en términos de daños o no daños, de ganadores o perdedores. Es evidente que los sindicatos están en su derecho de convocar huelga. Han alegado que era por la reforma laboral. Yo respeto su posición, pero no la puedo compartir. Este es un Gobierno que escucha, nosotros hemos estado cerca de dos años con una propuesta de reforma laboral en el ámbito de los agentes sociales, se ha intentado todo para que pudiera haber un acuerdo. Evidentemente no lo ha habido y el Gobierno ha ejercido su responsabilidad, porque creemos que nuestro mercado laboral necesita adoptar determinadas medidas. No es razonable que tengamos 4 millones de parados y no hagamos nada. Algo le pasa a nuestra estructura. No es razonable que se pierdan las mismas horas de trabajo en Alemania que en España, y que en España se salga con muchas más rescisiones de contratos y en Alemania se salga con más estabilidad. Tenemos que buscar una reforma que cree las condiciones para que haya más flexibilidad en las empresas para la estabilidad, para que en situaciones de crisis el despido sea la última opción y se creen condiciones para eliminar la precariedad e ir a contratos que estimulen el empleo de calidad. La reforma está pensada para eso, ahora hay que dar un tiempo y ver los resultados.

¿Los sindicatos entonces no han entendido bien la reforma?

Han ido a reivindicaciones mayores y no se ha podido llegar al acuerdo. Ni con los sindicatos ni con los empresarios. Pero muchas de las cosas que están en la reforma laboral salen del debate que mantuvimoscon empresarios y sindicatos, el modelo austriaco, por ejemplo. El debate se produjo, luego no se pudo cerrar. Yo creo que es una reforma equilibrada, razonable. Y que va a producir efectos positivos. Ahora hay que gestionarla bien con los elementos de desarrollo. Porque sólo por tener una reforma no se van a crear de repente miles de puestos de trabajo. La reforma es el marco para hacer unas políticas activas de empleo, junto con empresarios, trabajadores y comunidades autónomas, que también son los responsables de esas políticas de empleo.

¿Se han dado un plazo para ver esa evolución del empleo?

A partir de que la economía empiece a crecer, vamos a ver si la reforma funciona. ¡Y funcionará!

Y si no funciona, ¿se cambia?

Como todo en la vida, pero hay que darle un plazo razonable. Y el plazo razonable de la reforma son unos años, no se soluciona de la noche a la mañana.

¿Va a haber algún retoque en los reglamentos?

Los reglamentos están por hacer, la reforma está aprobada. En los reglamentos se puede negociar. Son reglamentos de desarrollo. Hay mandatos que están en la ley que se tienen que realizar en un tiempo determinado y ahí está abierto el diálogo. No en la reforma, la reforma está aprobada y hay que llevarla adelante. En el desarrollo de la reforma hay posibilidades de abrir el diálogo.

¿En qué campos?

En negociación colectiva, por ejemplo. Sería bueno que pudiera haber un acuerdo.

¿Va a citar el presidente a los sindicatos?

El presidente espera propuestas de los sindicatos. Tenemos que ver ahora cómo se restaura ese diálogo. Creemos que hay margen. Hay discrepancias, puntos de vista en que no coincidimos, pero nos une el objetivo de impulsar el crecimiento económico, de crear empleo y de seguir trabajando por el bienestar y la cohesión. Eso lo compartimos, junto con la defensa de los derechos de los trabajadores. Hay espacio para trabajar. No sólo en la reforma del mercado laboral…

¿Y en la reforma de las pensiones?

También. Haya una propuesta del Gobierno, remitida al Pacto de Toledo, para elevar la edad de jubilación a los 67 años, y ahí hay margen para esperar propuestas que puedan hacer viable ese objetivo de que en los próximos 10 ó 15 años se pueda mantener el sistema teniendo en cuenta nuestra situación demográfica y nuestra pirámide poblacional, que va evolucionando con aumento de la población pensionista y disminución de la población activa, como ocurre en toda Europa. Ese tema hay que abordarlo por responsabilidad.

¿Augura que en las próximas semanas se pueda constituir una mesa de diálogo entre los agentes sociales y el Gobierno?

Hay que darse tiempo, las cosas no son fáciles, los tiempos hay que respetarlos y hay que buscar las vías. Ha habido un desencuentro importante. Y hay muchos elementos también que nos unen. Tiene que primar la responsabilidad y la convicción que tiene el Gobierno de que los interlocutores sociales son muy importantes para constituir consensos para que las reformas sean más ampliamente compartidas y aceptadas.

El presidente ha insinuado que todo ese proceso empezará cuando haya nuevo ministro de Trabajo. ¿Es así?

Es razonable.

¿Y eso sería a mediados de mes?

Eso sería en la segunda quincena de octubre.

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