Las tres hermanas adolescentes que sobrevivieron al terror de Auschwitz con una sonrisa: "Allí era como una zombi"

  • La escritora neozelandesa Heather Morris recupera la historia de tres hermanas eslovacas que sobrevivieron a Auschwitz.
  • La familia de las hermanas (dos de ellas aún viven) la contactaron tras su primera novela porque conocieron en el campo al protagonista de aquella y Morris acabó convirtiendo su peripecia en novela.
  • 'Las tres hermanas', que recupera la historia de aquellas tres adolescentes, acaba de salir en España.
La escritora Heather Morris con Livia (izquierda) y Magda (centro) Meller.
La escritora Heather Morris con Livia (izquierda) y Magda (centro) Meller.
CEDIDA POR ESPASA
La escritora Heather Morris con Livia (izquierda) y Magda (centro) Meller.

En la primavera de 2019, Oded Ravek se preparaba para visitar a su madre en Israel cuando compró, antes de salir de Canadá, un libro para el viaje. Se trataba de El tatuador de Auschwitz, de la escritora neozelandesa Heather Morris. Cuando llegó se lo dio a su madre para que lo leyera y esta se alegró mucho al descubrir que había conocido a Lale, el protagonista. Inmediatamente, esta familia escribió a la autora, que casualmente se encontraba de promoción en Sudáfrica, y desvió su retorno para pasar por Israel a conocer a Livia.

De aquel encuentro nació Las tres hermanas (Espasa, 2021) la última novela de Heather Morris llegada a España que cuenta la historia de las tres hermanas Meller -Livi era la menor- que fueron arrancadas de su hogar y su familia en Vranov (Eslovaquia) y fueron enviadas a los campos de concentración nazis. Tenían 19, 17 y 15 años. Trataron de seguir el consejo de su familia de seguir juntas. Y sobrevivieron al infierno.  Como una de sus nietas recuerda en el posfacio de la novela, su safta (abuela) le susurraba: "Eres mi victoria. Mi familia es mi victoria".

Morris irrumpió como un ciclón en 2018 con El tatuador de Auschwitz y de aquel éxito fueron naciendo sus dos siguientes novelas. Escritora y guionista, esta neozelandesa estudió también trabajo social y trabajado veinte años en un hospital de Melbourne (Australia). De forma casual conoció a Lale, el protagonista de aquella primera historia que se había marchado a vivir a novela Australia y quería contar su historia. Y a través de ella conoció la historia de Cilka, de la que nació El viaje de Cilka. Y, como hemos visto, también la conectó con las hermanas Meller. Las novelas de Morris han vendido 6.000.000 de ejemplares por todo el mundo, de los que 200.000 son de sus ediciones en español.

"¡Cómo lo iba a planificar!", responde Morris desde Australia a 20minutos cuando se le pregunta por esta concatenación de afortunadas casualidades, "me gustaría decir que sí, pero fue todo espontáneo". 

Tras dos novelas conociendo a supervivientes e investigando el Holocausto, Morris sigue descubriendo cosas nuevas sobre aquel horror. "Nadie me había explicado lo que significaba ser mujer y tan joven en Auschwitz", asegura. "Allí hombres y mujeres tenían miedos compartidos, pero ellas tenían un miedo a los abusos que ellos no tenían. De todo esto se ha hablado mucho menos", explica. 

Morris está cimentando su carrera literaria a través de los testimonios de supervivientes del Holocausto. "Cada superviviente del Holocausto me cuenta su memoria y no tiene nada que ver con la del resto", asegura.

La escritora Heather Morris
La escritora Heather Morris
HEATHER MORRIS (CEDIDA POR ESPASA)

"Livi y Cibi (fallecida en 2014) estuvieron casi todo el tiempo juntas en el campo y eran hermanas, pero aún así lo vivieron de maneras muy diferentes", explica. "Livi tenía 15 años cuando llegó y un problema de madurez evidente. Cuando la conocí me dijo: 'En Auschwitz era como una zombi'. Ella seguía las instrucciones de su hermana mayor y solo tuvo que madurar cuando ella enferma y casi muere" y ejemplifica: "Para que te lo imagines, la pregunté por si conocía a Cilka, la protagonista de mi segunda novela. Me contó que sí, pero que la veía siempre triste, sin ir a trabajar como ellas, y le preguntó a su hermana: '¿por qué ella no trabaja?'. 'Porque el comandante la tiene, que ver', la respondió. '¿Por qué?' 'Porque tiene relaciones sexuales con él'. Y ella le preguntó que qué era eso. Eran jóvenes, muy jóvenes, y no eran como las niñas de 15 años de hoy".

Las tres hermanas sobrevivieron a las más terribles situaciones, a las más negras decisiones morales en aquellos tiempos de horror bajo la promesa que le hicieron a su padre: que no permitirían que nada las alejase y que cuidarían las unas de las otras.

Lo cumplieron. Livi, la menor, fue capturada en 1942 y enviada al campo. Su hermana mayor Cibi, que se había unido a un grupo, se deja capturar para unirse a su hermana. Magda, la mediana, se ocultó en un hospital, pero también fue finalmente capturada y se unió a sus hermanas.

Imagen de archivo de uno de los accesos al campo de concentración de Auschwitz.
Imagen de archivo de uno de los accesos al campo de concentración de Auschwitz.
JACEK BEDNARCZYK / EFE

Sin embargo, entre el horror de sus experiencias entre las que se cuentan ver a su madre y su abuelo poco antes de ser ejecutados, aquellas hermanas mantuvieron una fortaleza y buen humor increíbles. "Se recordaban lo que les decía su abuelo -'el humor te salvará'-, que había que sonreír y reír siempre y aún hoy lo llevan a rajatabla", afirma la escritora.

Morris asegura que cuando escribe tiene que "recordarse que es el dolor y el trauma de sus protagonistas" no el suyo. "A veces no lo logro, pero cuando escribo sí", asegura esta escritora. "Me pasa algo curioso: no tengo problemas cuando escribo, pero cuando lo leo y lo releo lo paso fatal", explica, "porque hablo de mujeres que he conocido y abrazado". "Aún así creo que te tiene que impactar, no quiero no sentirlo", afirma.

Me gustaría que sus historias les enseñaran a los jóvenes de hoy el valor que tiene pasar tiempo con sus mayores"

Heather Morris es consciente que sus novelas están teniendo mucho éxito entre los más jóvenes y están sirviendo para hacerles conocer y revivir una historia que les puede resultar lejana. Pero, además, a la autora le gustaría que se quedaran con el mensaje de que pasen más tiempo con sus mayores. "Crecí con mis abuelos y bisabuelos", asegura, "una de las pocas que me hablaba de verdad era mi bisabuelo con el que conectaba muy bien".  También trató a muchos mayores en el hospital. "Me gustaría que sus historias les enseñaran a los jóvenes de hoy el valor que tiene pasar tiempo con sus mayores", dice.

En estos tiempos de negacionismo político y de desaparición de los supervivientes, ¿no teme que hay peligro de que olvidemos todo aquello? "El riesgo existe", asegura. Pero no lo ve claro: "Spielberg tiene 50.000 grabaciones de supervivientes y hay un boom de novelas y libros sobre el asunto", asegura. 

Los políticos son otra cuestión. "No me tires de la lengua sobre ellos", dice pero prefiere recordar una situación de sus libros: "En Polonia tienen un problema con la ultraderecha y con la memoria que tienen del Holocausto y sin embargo, El tatuardo de Auschwitz fue el libro más vendido en el país durante dos años seguidos. Solo hay 5.000 judíos residentes. Quien lo lee son los jóvenes", afirma.

Morris confía en esos jóvenes que la leen y en medidas como que en Australia, Nueva Zelanda o Reino Unido sus libros se han convertido en lecturas de colegio para adolescentes de 13 y 14 años. 

Y frente a los documentales y los ensayos, ¿qué aportan las novelas? "Los historiadores han mantenido viva la memoria y sin ellos no sabríamos nada", responde, "pero cuando novelas haces vivir y quien las lee se identifican con los protagonistas. Les calan y les tocan hondo".

Le recuerdo que hace unos años, el Memorial de Auschwitz hizo publicas algunas criticas a novelas sobre el Holocausto y la representación que hacían de aquella época. Entre ellas estaba su gran éxito. Ella le quita hierro. "Yo no cuento la historia del Holocausto, sino una historia del Holocausto", afirma, "entiendo que la gente diga que eso no fue la historia de las 6.000.000 millones de víctimas, pero es que yo solo he contado una". Y afirma, "no sé si me han perdonado, pero me consta que los guías del campo me han leído y me recomiendan y en la tienda tienen mis libros, así que supongo que ha habido un acercamiento".

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