Y aquí comienzan las dudas. Si en el primer momento se dijo que había habido un fallo en un motor, todos los expertos y la normativa de aviación descartan este factor como causante del accidente, por ser un problema subsanable por la tripulación.

El problema de la potencia

La hipótesis que cobra fuerza es la de un problema de potencia: el avión no tenía la velocidad necesaria para levantar el vuelo cuando ya tampoco tenía posibilidad de volver atrás. El vídeo del aeropuerto, que han podido ver varias autoridades y que ha pasado a manos del juez, parece confirmar esta versión.

El presidente de Canarias, Paulino Rivero, ha señalado tras reunirse con el jefe del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que éste le ha informado de que había visto el vídeo en el que se aprecia que "el piloto apuró al máximo la pista" y no cogió la altura normal. Sin embargo, según Juan María Prieto, miembro del Colegio de Pilotos, ésta no sería tampoco una causa suficiente porque es algo normal, teniendo en cuenta las circunstancias del vuelo. "Es normal que un avión que va a Canarias a mediodía -hay mayor temperatura-, y al máximo de su peso -con el depósito lleno y todos los pasajeros a bordo- necesite más trayectoria para iniciar el vuelo", comenta el piloto.

Sin querer especular con la razón del accidente y dejando claro por parte del Colegio de Pilotos que sólo se habla de posibilidades, Juan María Prieto apunta que "un fallo en el motor justo en el momento del despegue, con todas estas circunstancias mencionadas, es crítico, pues la potencia se reduce a poco más de la mitad, ya que el otro motor se fuerza un poco más para cotrarrestar al otro". Aún así, insiste el piloto, "estamos preparados para resolver ese tipo de situaciones". Con la investigación abierta y las cajas negras "se sabrá realmente qué ocurrió. Ahí está todo", concluye.

En cualquier caso, parece que la falta de potencia, de la que no se saben las causas, pudo haber desencadenado el accidente: el avión se escora (tal vez ahora sí por un fallo en el motor) e impacta lateralmente contra el suelo. A casi 300 kilómetros por hora, la nave se va desmembrando en cada choque, el depósito explota y la tragedia se consuma. En el cauce del arroyo de la Vega ya sólo quedan restos del fuselaje y los cuerpos sin vida de las 153 víctimas. En la cabeza de todos, sin embargo, aún quedan numerosas incógnitas.

Las causas podrían conocerse dentro de un mes

Pese a que desde el principio se apuntaba a que no se conocería realmente lo que pasó hasta transcurrido un año aproximadamente, uno de los fiscales encargados de la investigación, Emilio Valerio, ha declarado recientemente en la Cadena SER que no le gustaría que se retrasase "mucho más de un mes". Según sus palabras, los investigadores están ya recopilando los testimonios de testigos del accidente y personal del aeropuerto, y se están analizando también las cajas negras del aparato.

Una "concatenación de errores"

Por otro lado y como han venido manifestando en distintos testimonios, el Colegio de Ingenieros Aeronáuticos ha emitido un comunicado en la mañana del viernes en el que asegura que todo indica que el accidente se produjo por una "concatenación de desgracias". El colegio de Ingenieros Aeronaúticos también destaca la elevada intensidad del tráfico en Barajas -un avión aterriza o despega cada minuto- y, para evitar este tipo de accidentes, pide al Gobierno español que revise los procesos de certificación de la seguridad tanto en la opreación como en el mantenimiento de los aviones.