La pesadilla de la malaria por fin podrá terminar. El español Pedro Alonso, director del Centro de Salud Internacional del Hospital Clínic de Barcelona, ha logrado ensayar con éxito una vacuna de garantías: a diferencia de los fármacos que le precedieron, ha demostrado una gran efectividad, así como unos efectos que se prolongan en los pacientes durante, al menos, tres años.

Este hallazgo supone el primer paso para la erradicación de una de las peores grandes enfermedades que sacuden a la humanidad. Su carta de presentación lo dice todo: junto a otras tres enfermedades, es la responsable de casi la mitad de las muertes infantiles en todo el mundo, según la Organización Mundial de la Salud, además de ser la primera causa de mortalidad en los niños menores de cinco años. Y cada año se detectan entre de 300 y 500 millones de casos nuevos.

La malaria, conocida también como paludismo, actúa con especial virulencia en zonas próximas al ecuador, sobre todo en países africanos como Sudán y Somalia. Además, también deja ver sus garras después de algunas catástrofes naturales.

En 2008, primera prueba masiva

Con todo, el 2007 pasará a la historia como el año en que se dio un paso firme a la erradicación de esta pandemia, transmitida a los humanos a través de la hembra del mosquito Anopheles.

La vacuna, conocida como RTS,S-AS02A, ya ha sido probada y ha demostrado una alta efectividad, incluso en niños menores de un año; el salto final está previsto que se dé en el año 2008 que ahora empieza, con la primera prueba masiva del medicamento en casi 20.000 niños africanos.

El mosquito 'artificial'

Para llegar a este punto se ha recorrido un largo camino lleno de ideas y contribuciones. Desde la primera vacuna ideada por el doctor colombiano Manuel Elkin Patarroyo, Premio Príncipe de Asturias en 1994, hasta la creación de un mosquito modificado genéticamente para resistir a la enfermedad. Por desgracia, ambas ideas no resultaron ser tan efectivas como se esperaba en un primer momento y la enfermedad siguió campando a sus anchas por el corazón del continente negro.

A finales de 2005 comenzaron las pruebas preeliminares del doctor Alonso, que ofrecieron unos resultados de lo más esperanzadores: el medicamento resultó ser eficaz de una forma mucho más evidente que otros fármacos creados hasta la fecha.

Generosas contribuciones

Por el camino quedan también las contribuciones generosas de líderes mundiales y personajes famosos: la comunidad internacional ha tenido gestos en favor de la erradicación de este mal, conscientes quizá que su solución era únicamente una cuestión de tiempo y de medios.

Es el caso de Bill Gates, que prometió donar casi 180 millones de dólares para la lucha contra la malaria, o el Banco Mundial, que se comprometió a aumentar sus ayudas al respecto.

También se han dado durante este año imágenes simpáticas, como la del presidente norteamericano George Bush bailando contra la malaria, o algunas destacadas figuras del deporte nacional participando en una gala para recaudar fondos. Todos esos gestos ahora tienen un sentido.