Distanciamiento total entre Sánchez e Iglesias, que pugnan por liderar la agenda social

Los secretarios general de PSOE y Podemos, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, en marzo de 2016.
Los secretarios general de PSOE y Podemos, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, en marzo de 2016.
PSOE
Los secretarios general de PSOE y Podemos, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, en marzo de 2016.

Las relaciones entre PSOE y Podemos están en horas bajas y no tienen visos de recomponerse en lo que resta de legislatura. La crisis catalana distanció a dos formaciones que comparten el deseo de priorizar la agenda social frente al debate territorial, pero que no paran de cruzarse reproches.

Sánchez tacha de "error histórico" que Podemos no defienda la "soberanía nacional", y acusa a los de Iglesias de alinearse con los independentistas en momentos clave, como cuando Ada Colau rompió con el PSC en el Ayuntamiento de Barcelona.

El partido morado, su parte, reprocha a los socialistas que compartan con PP y Cs el "bloque monárquico y del 155", que a su juicio no ofrece soluciones a los catalanes y perpetúa una situación de "excepcionalidad democrática".

En lo referente al modelo de Estado, propugnan soluciones bien diferentes: el PSOE apuesta por debatir en la comisión territorial del Congreso, donde no se sienta Podemos, y por la reforma constitucional. El partido morado defiende un referéndum, y considera que a medio plazo es la única salida.

Agenda social

En lo que sí coinciden Sánchez e Iglesias es en el deseo de que Cataluña no monopolice el debate político. En palabras del socialista, España tiene "muchísimos más desafíos". Para Podemos, es necesario salir del "bucle catalán".

El líder del PSOE inició el jueves una serie de asambleas por toda España para exponer sus propuestas sobre pensiones –como un impuesto a la banca–, y hablará en los próximos meses de Educación, la subida de los salarios e igualdad de género.

El número uno de Podemos, por su parte, hará hincapié en la lucha contra la desigualdad y a favor de la regeneración democrática, en alianza con los movimientos sociales. El sábado, Iglesias se marcó el objetivo de que "la España del 15M gane a la vieja España de las guerras de banderas".

Un clima de desconfianza

Pese a la aparente coincidencia programática, la desconfianza reina entre Sánchez e Iglesias, que tienen una diferente visión sobre cómo encarar lo que resta de legislatura. Todo ello dificulta cualquier posible alianza.

Iglesias insistió el sábado en que el propósito debe ser "echar a Rajoy" y dijo que Sánchez que "se ha hecho viejo muy pronto" tras las primarias del PSOE. La posibilidad de entendimiento "se ha estrechado", zanjó el líder de Podemos, que reclamó al socialista que pase "a los hechos" y le acusó de haber renunciado a sacar del Gobierno "a los corruptos".

Podemos argumenta que la capacidad de veto del Ejecutivo a las iniciativas legislativas de la oposición –que mantiene gracias a la colaboración de Cs en la Mesa del Congreso– impide cualquier "cambio real y profundo", de modo que las iniciativas socialistas son por ahora "papel mojado".

En el PSOE ven definitivamente ganada la batalla electoral a Podemos y consideran que la legislatura está "agotada" y que Rajoy es incapaz de dar solución a los retos de España, pero descartan una moción de censura porque las cuentas no salen en el Congreso y tampoco piden un adelanto electoral, de modo que se centrarán en plantear propuestas desde la oposición.

Los socialistas buscarán acuerdos iniciativa a iniciativa en la Cámara Baja, y ya no otorgan a Podemos la condición de "socio preferente" que le atribuían hasta el pasado otoño. De hecho, la mesa de colaboración parlamentaria que constituyeron ambos partidos el pasado julio ha caído en saco roto.

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