Las aguas bajan revueltas para los defensores de la homeopatía, el presunto sistema de medicina natural que con alternativas a la farmacología clásica logra resultados de los que, a día de hoy, no hay evidencia científica.

Si a primeros de mes era la Universidad de Barcelona la que hacía saltar las alarmas retirando un máster veterano sobre esta especialidad médica por falta de "evidencias científicas", esta misma semana una de las directivas de la empresa homeopática más importante del mundo, Boiron, reconocía en una conferencia en Madrid que no saben cómo "funcionan" los productos homeopáticos.

¿Pero es esto necesariamente una contradicción? Según la directora general delegada de Boiron, Valérie Lorentz-Poinsot, lo que no se ha encontrado es la forma en la que estos productos interaccionan con el organismo humano.

De lo que no cabe duda, según la directiva, es de que "la homeopatía está en la vida real desde hace 200 años".

Lo cierto es que la homeopatía nació en 1796 de la mano de Samuel Hahnemann basándose en la idea de que «lo similar cura lo similar», pero a día de hoy está considerada una pseudociencia que no es reconocida por algunos científicos, que le atribuyen simplemente un efecto placebo.

Sin embargo, la Sociedad Española de Medicina Homeopática (SEMH) la define como «un método terapéutico que utiliza medicamentos homeopáticos para restablecer la salud del paciente».

Al parecer, según datos facilitados por la plataforma Homeopatía Sí, este sistema se utiliza en más de 80 países con un seguimiento estimado de 300 millones de pacientes y 248.000 médicos homeópatas formados en la materia.

En España se estima que uno de cada tres pacientes (el 33%) ha recurrido en algún momento a medicación, técnicas o terapias homeopáticas para hacer frente a sus dolencias, según la misma fuente.