Mediados de los años 90. Poco antes de dar el paso hacia el "abismo" que suponía la universidad, una joven tiene un sueño. Imagina un mundo donde dos pueblos opuestos conviven y se ven forzados a unirse, ve a una guerrera que rompe moldes. Para no olvidarlo, lo escribe al despertar. Ni ella misma pensaba que aquel sueño de adolescencia sería el germen de Neimhaim, los hijos de la nieve y la tormenta, un novelón épico de más de 800 páginas que publica Fantascy, el sello de género fantástico de Penguin Random House.

La soñadora de entonces y escritora de hoy, Aranzazu Serrano, no desentonaría por su aspecto como una habitante más del mundo que ha tardado en crear casi veinte años —desde los 18 hasta los 33, más otros cuatro de reescritura— sobre la base de la cultura y mitología nórdica. Y por su carácter, porque bajo ese mundo mágico de dioses, guerreros y magos, esta periodista de 20minutos pretende hacer realidad la letra de aquella setentera canción de "las chicas son guerreras".

"En esa época, como lectora, echaba de menos personajes femeninos con fuerza", explica, "no me refiero a mujeres inteligentes, sino que fueran fuertes físicamente, capaces de empuñar la espada y que no necesitaran a nadie que las defendiera. Había alguna excepción, como Sonja la Roja o Eowyn, pero estaban en un plano secundario". "En la fantasía, parece que la mujer fuerte es sinónimo de fea. Incluso George R.R. Martin —autor del célebre Juego de Tronos—, al que todo el mundo alaba por sus personajes femeninos y por los cánones del género que rompe, cumple ese tópico: la mujer fuerte, Brienne, es fea; Cersei, en cambio, utiliza sus armas políticas y su belleza. Él tiene personajes que rompen esa idea, pero son más secundarios".

"¿Por qué hay ese prejuicio de que una mujer fuerte tiene que ser menos femenina? Yo he tenido que luchar mucho contra esos prejuicios en mi vida y Neimhaim también lo hace", asegura la autora. En su opinión, esos papeles han cambiado en la ciencia ficción en mayor medida —pone de ejemplo a la protagonista de Los juegos del hambre—, pero no en las novelas de fantasía.

En esa búsqueda de ruptura, Serrano creó a dos jóvenes con el mesiánico destino de unir un reino divido: "Quería intercambiar los típicos roles del héroe guerrero y fuerte y la mujer maga e inteligente; así que lo invertí, y el héroe masculino es más débil y necesita protección".

Periodista de profesión, Serrano asegura que ese oficio le ha permitido "mantener los pies anclados al mundo" y eso le ha dado bagaje. "La buena fantasía lleva, detrás de los elementos increíbles, un fondo de la actualidad en la que vive el escritor", asegura, aunque equilibre esos elementos con el optimismo, el heroísmo y el entretenimiento clásicos en el género.

La escritora narra que en su caso, los atentados del 11-M y la política más actual han influido en su ficción. "Se suele decir que todos íbamos en aquellos trenes, pero yo tenía amigos que sí estuvieron allí. Tras los atentados, escribí un nuevo pasaje, inmediatamente detrás de un capítulo muy trágico. Me sirvió de catarsis, fue un desahogo. Tiempo después, antes de publicarla, mandé la novela a una amiga muy afectada por los atentados. Me dijo que la historia le había ayudado a superar su tristeza".

Pero no sólo eso, "si algo muestra la novela fantástica es que cualquiera, por insignificante que sea, puede levantarse contra los grandes poderes y vencerlos. Eso lo estamos viendo en la política actual", afirma la autora.

Algo más de fondo, en esta novela épica llena de dualidades (los dos protagonistas, los dos clanes opuestos que habitan el reino, los dioses y los hombres), se puede ver su opinión sobre otro asunto de interés, "la Unión Europea". "Siempre he sido muy europeísta, desde que era adolescente", explica, "la idea de la UE me fascinaba, que tantos pueblos tan diferentes fueran capaces de unirse y dejar sus prejuicios en busca de un bien común". Eso sí, reconoce, como se puede observar en la realidad, que la unión "no es un camino de rosas, se pierden cosas, pero creo que se gana más de lo que se pierde".

Serrano disfruta de un momento en el que el género fantástico está de moda en España —según ella, gracias a la trinidad que forman "Peter Jackson (director de las películas de El Señor de los Anillos y El Hobbit), el mencionado Martin y Laura Gallego"—, pero reclama más atención a esta literatura. "Hay autores que habrían merecido un Nobel, como Michael Ende, pero por haberse dedicado a la fantasía no fueron reconocidos", asegura y avanza que está llegando "la generación del 98 de la fantasía", dice entre risas: "Escritores de entre 30 y 40 años, que hemos mamado el género desde siempre y que estamos demostrando que la fantasía es algo más que un género de escapismo infravalorado".

Esta novela, un cóctel donde hay influencias de autores como "Frank Herbert, Marion Zimmer Bradley o Michael Moorcock, las películas de aventuras de los años 80, los comics de Marvel y los juegos de rol", cierra un círculo pero abre la puerta de universo, el de Neimhaim.