Los ciudadanos toman las riendas del poder

  • Gentes de a pie se agrupan y forman partidos con el fin de ganar los ayuntamientos para los vecinos. Reclaman más democracia.
  • 24 años lleva gobernando el pueblo vizcaíno de Etxebarri la agrupación La Voz del Pueblo, un partido de vecinos surgido de una asociación.
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La alcaldesa de Torrelodones, Elena Biurrun, junto a su equipo
La alcaldesa de Torrelodones, Elena Biurrun, junto a su equipo
ELENA BUENAVISTA
La alcaldesa de Torrelodones, Elena Biurrun, junto a su equipo

Fue por una alcantarilla rota. Un escape que contaminaba un arroyo que cruzaba hacia un paraje natural protegido. La cloaca que no quiso arreglar el Ayuntamiento y que acabó convertida en metáfora. Contaminaba un ecosistema que debería estar protegido. A ese lugar común lo llamamos ciudadanía y democracia.

Por una alcantarilla, Elena Biurrun inició un cambio ciudadano entonces utópico en la sierra de Madrid. Lo hizo en el lugar menos pensado, y antes de las revueltas de las plazas que conocemos por 15-M. Antes del dolor socializado y de aquel diagnóstico colectivo de "secuestro de la democracia".

Los vecinos se organizaron en Torrelodones en 2005, un pueblo residencial que es el octavo municipio en renta per cápita de España. Lo hicieron, como tantos otros, en contra de un pelotazo urbanístico. Era la tierra que "gobernaba el PP como un cortijo", asegura Elena. ¿Una revolución entre ricos?

Esta profesional liberal que se dedicaba a la publicidad decidió dirigirse a su Ayuntamiento para reclamar que arreglaran la avería. La respuesta del Consistorio, según su versión, fue el mal gesto, la desidia y la chulería. Eso que se llama el mal gobierno.

Elena obtuvo así dos lecciones de vida. La primera fue que los ciudadanos no importaban en la selva del clientelismo y las alcantarillas infectas. Los gestores, los ‘siervos públicos’, como se los denomina en el certero lenguaje anglosajón, no les servían.

La segunda fue que solo los vecinos podían cambiar esta dinámica de dejadez y vasallaje propia del cacique arquetípico que aún respira en la política española. Terminó el tiempo de la confianza y la delegación, se dijo. La democracia era el vehículo y la casa: demasiado importante como para abandonarla en un descampado de mafiosos y negocios oscuros. "Si hubieran arreglado la alcantarilla, en vez de contaminarlo todo para recalificar después, yo me habría vuelto contenta a mi casa y nada de esto habría ocurrido", asegura Elena.

Si el Ayuntamiento hubiera respondido, hoy no sería la alcaldesa y su partido, Vecinos por Torrelodones, que gobierna en minoría desde 2011, con sus aciertos y errores, no sería un referente de los partidos ciudadanos independientes. Incluso organizan encuentros nacionales con otras plataformas que aspiran a expulsar la vieja política, como la celebrada el pasado 14 de febrero.

Los ciudadanos están preparados

Elena pudo tener algo claro, pues había estudiado Derecho. Es materia de cualquier universidad que la soberanía reside en el pueblo. No en la Constitución o el pleno, sino en los ciudadanos, en las mayorías, en su participación responsable. Y así empieza todo, como en aquella antigua Atenas que inventó esta democracia imperfecta: aparece una terrible crisis y los ciudadanos reinventan una cultura política. Este laboratorio intentará tomar las elecciones municipales del próximo mayo, con una ciudadanía que está aprendiendo a capitalizar su inteligencia colectiva.

Multitud de agrupaciones electorales y partidos ciudadanos están emergiendo en los municipios. Algunos aspiran a tomar el poder; otros a poner un pie en el Ayuntamiento para exigir la rendición de cuentas. Un campo experimental que nos devuelve al ámbito de la política en mayúsculas. Esa política ‘pura’ que emergió en las plazas del 15-M y que ahora quiere bañarse en la política ‘impura’ de la gestión real de las instituciones. Participación, transparencia, debate público... Un mantra moderno. Y de este modo llegamos a un tiempo que los analistas califican de "histórico".

Es tiempo de los heterodoxos Ganemos y de los vecinos organizados. Es tiempo de candidaturas ciudadanas de múltiples pelajes. Resulta muy difícil analizar cada una de estas agrupaciones por su esencia de experimento democrático. Profesionales, parados, estudiantes, padres y madres de familia, empresarios, desahuciados, precarios, ciudadanos reunidos en asambleas, asociaciones o partidos instrumentales, unidos a movimientos sociales, con conocimientos específicos en cada ámbito, talento buscando confluencia, debatiendo programas que definen como concretos.

el mensual de 20minutos ha hablado con los portavoces de algunas de estas alianzas representativas y con modelos de organización distintos. Buscamos las señas de identidad de una ciudadanía responsable.

Oportunidades en todo el país

Ada Colau, alcaldable por Guanyem Barcelona, ahora Barcelona en Común, sonríe cuando se le pregunta qué le parece que su modelo de plataforma ciudadana se haya extendido por todo la geografía española. No han querido tutelar ninguno de estos procesos colectivos ni establecer una marca (razón por la que les han robado el nombre de Guanyem mediante una treta jurídica). Lo importante es el nacimiento de "una nueva cultura democrática". Cree que debemos "enorgullecernos" cuando en otros países este descontento lo capitalizan los neofascismos.

Una encuesta del Instituto de Ciencias Políticas y Sociales, de finales de febrero, la sitúa por primera vez como alcaldesa de Barcelona. Su apuesta colectiva ha llamado la atención: una iniciativa ciudadana que interpela a otros actores políticos para que, en "un acto de generosidad", creen un frente de choque con el objetivo de salvar a la ciudadanía.

"Es un momento histórico. Vamos a un mundo desigual, a una versión contemporánea del feudalismo, donde la gente se muere por no tener dinero en la puerta de un hospital. Hay unas élites que han declarado una ‘guerra’ económica a la mayoría de la población. Frente a estas políticas tan agresivas ha habido una reacción ciudadana, y el municipalismo es un lugar privilegiado para que se exprese esta repolitización de la sociedad", afirma. Muchas de estas agrupaciones son por tanto hijas de la crisis, aunque no todas. El éxito en cuanto a expansión de los Ganemos -poliédricos, distintos, definitorios en función del municipio- es un termómetro de la situación. Hay Ganemos en Málaga, Valladolid, Valencia, Móstoles, Terrassa, Logroño, Zaragoza, Bilbao... Resultan inabarcables en este texto. No son homogéneos.

El recién creado Ganemos La Rozas, por ejemplo, se ha unido en contra de polémicos proyectos urbanísticos, y recortes en sanidad. Organizados en asamblea, creando una red ciudadana, diagnostican que nuestra crisis es en realidad democrática: nos gobiernan poderes económicos y financieros.

Las organizaciones son independientes

Llámense Mareas (como la Marea Atlántica de A Coruña), Candidaturas (Candidatura Activa del Figaró), Pueblo (La Voz del Pueblo de Etxebarri), o En común (como en Barcelona u Ourense)... Aparezcan bajo el instrumento de agrupaciones de electores (Puertollano) o de un partido vecinal (Torrelodones)... Son iniciativas ciudadanas, no guiadas por otros partidos. Fiscalizar la veracidad de sus principios corresponde a los vecinos.

Algunas de estas propuestas han decidido unir fuerzas con otros partidos creando candidaturas de unidad popular (como algunos Ganemos con Podemos y otros actores políticos), bajo el compromiso de ceder el protagonismo a la ciudadanía. Otras van por separado, manteniendo su estrategia independiente. Un laboratorio democrático, promiscuo en ideas y personas, y muy creativo. Habrá aciertos y meteduras de pata. La democracia participativa desgasta.

"Es un movimiento lógico irreversible, que proviene de otro más profundo que ya empezó en los años 60 y 70. Tenemos una ciudadanía cada vez más formada. Ya no se trata de unas clases iletradas. La gente puede participar en política a la misma altura o incluso mayor que los políticos. No implica un retorno a la democracia directa, pero sí un mayor protagonismo ciudadano. Es repensar la democracia, fortalecerla", explica José Luis Martí, profesor de derecho en la Universidad Pompeu Fabra y uno de los mayores expertos en democracia deliberativa.

Otra política

Aristóteles decía que la política era "la parte central de la vida de los individuos y ejercía un papel educativo". La definición de ciudadano es la del sujeto a obligaciones que exige también sus derechos. "Sin confianza, el sistema de representación no tiene sentido, es un problema serio. Para los antiguos griegos, la democracia fue siempre una responsabilidad compartida y estos partidos recogen sus ideas", dice Martí.

Esgrimen un nuevo hacer de la política y están en connivencia con el espíritu que lucha contra los recortes, pues los sufre la ciudadanía. Más que el herido eje izquierda-derecha, defienden un foco: mejor democracia. "Tenemos la generación más formada de la historia, más posibilidades tecnológicas que nunca para participar, pero se cuenta con nosotros menos que nunca. Se trata de ir a favor de la vida y de los derechos humanos o estar en contra, básicamente", asegura Colau.

La voluntad de una ciudadanía organizada, que quiere ejercer su responsabilidad democrática y recuperar las instituciones como bien colectivo. Buscan redefinir unas nuevas reglas del juego frente a la crisis institucional de un modelo maltrecho.

"En esencia se trata de la honestidad, de transparencia y de cercanía a los demás, de no recibir órdenes de nadie que no sean los ciudadanos", explica Pedro Lobato, exalcalde de Etxebarri, perteneciente a la agrupación La Voz del Pueblo, un partido de vecinos que lleva 24 años gobernando.

Su formación surgió de una asociación de familias hartas del deterioro de sus barrios y enfrentadas a una refinería. Se organizaron mediante asambleas y así decidieron su nombre. "Es volver a la génesis de la democracia. Contar con la gente, definir las mejoras y las soluciones a sus problemas. Esto se había profesionalizado de una manera artificial, sirviendo otros intereses", añade este profesor de Matemáticas que ha sido alcalde durante dos décadas.

<p>Ada Colau</p>

La clave es la transparencia

Torrelodones es hoy el municipio que cuenta con uno de los portales con mayor transparencia, desarrollado por la Fundación CIVIO. Publican hasta los gastos en botellines de agua que consumen en los plenos. "Quisimos un cambio drástico. Aportar frescura, un Gobierno a pie de calle, basado en tres ejes: la participación real, la rendición de cuentas y canales de comunicación con los ciudadanos on y off line. A nivel local, es más lo que te une que lo que te separa", explica Elena.

En pocos años llevaron un Ayuntamiento endeudado a superávit, reduciendo lo que consideraron gastos innecesarios. "Tienes que gobernar como si fuera tu casa, controlando y justificando cada gasto. Se trata, aunque suene cursi, de dejar a tus hijos un mundo mejor", asegura.

La transparencia es la punta de lanza de estos movimientos ciudadanos. Transparencia, cuyos sinónimos son claridad y lucidez. La luz que mata al vampiro. Su ausencia es el huésped de la corrupción. Y España es, por definición, opaca, a pesar de la Ley de Transparencia de 2015, que ha recibido críticas por deficitaria. Sin información, los ciudadanos no pueden tomar decisiones.

"Cada uno tiene una idea de transparencia, la prometen casi todos los partidos. Así que, en realidad, se tiene que ver cómo se ejecuta. Es sencillo prometer y después no cumplir o hacerlo a medias, seas un partido político o un movimiento ciudadano. Tenemos que evolucionar, que se traduzca en una ciudadanía informada efectiva y que las instituciones no tengan más opción que hacerlo", explica Javier de Vega, responsable de comunicación de CIVIO.

Positivos pero no ingenuos

Era todo hermoso hasta que llegó el fuego. Poco después de que Vecinos por Torrelodones alcanzara el poder, ardió el coche de su concejal de Deportes. El equipo del partido se reunió a las 4,30 de la madrugada al lado de esta pira fantasmal. Las presiones pueden ser intensas cuando una plataforma vecinal gana. "Es una situación de acoso y derribo", explica Lobato, que también sufrió presiones. Palos en las ruedas. Conflicto permanente. "Lo complicado no es llegar al poder, sino el día después", asegura Javier García, del grupo independiente Muskiz Bai, concejal de este municipio de Vizcaya, ingeniero y alejado de un perfil activista social: fue directivo en Iberdrola.

El poder corrompe o coopta. Es una tentación permanente. "Aseguraos ser independientes, porque donde hay poder hay tensión y el poder se protege", recomendó Luis Arroyo, experto en comunicación política y exasesor del presidente Zapatero, a los grupos de vecinos que se reunieron las jornadas de Torrelodones. "Cuando llegues a casa, debes preguntarte si lo que acabas de hacer les gustaría a tu mujer y tus hijos", dijo García. "¿Cómo podemos enfrentarnos a los caciques?", preguntó uno de los asistentes. "Transparencia, no soportan la luz de sus miserias; y mucho yoga", respondió la alcaldesa.

Creen en la participación

En Ganemos Madrid, como en otras iniciativas, la participación ciudadana se ha convertido en un estandarte que da sentido a esta causa. "Quien quiera puede participar y aportar. Para ello deben existir los mecanismos necesarios y aplicar un nuevo sentido común, como que todos los ciudadanos, la mayoría social, tienen que estar atendidos y no excluidos por motivos económicos o sociales", explica su portavoz, Pablo Carmona.

Continúan con sus procesos deliberativos, con comisiones en casi todos los distritos para asegurar que la ciudadanía controle la política. Buscan instituciones abiertas y permeables. Descentralizar la demo- cracia del poder. "Se ha demostrado que los asuntos importantes interesan, pero el actual sistema te dice que o votas cada cuatro años o montas una manifestación, y eso lleva a la apatía", afirma.

Tienen por delante el gran reto de devolver la seducción a la política en un país con niveles de abstención altísimos. En un país en el que un conflicto vecinal acaba en algarada y revuelta, como en Gamonal (Burgos) o Can Vies (Barcelona), al no existir ningún instrumento de decisión ciudadana. Están ayudando a otras candidaturas que quieran presentarse, siempre que sean independientes, de confluencia, y respeten los derechos humanos.

Se debaten y se firman códigos éticos. Se celebran primarias. Hablan de mecanismos como "democracia líquida": la posibilidad de implementar sistemas de democracia directa y de revocación a través de las nuevas tecnologías. Son muy importantes las Juntas de Buen Gobierno, mecanismos de fiscalización de los gobernantes, para que las instituciones "manden obedeciendo".

En otro escenario, aparecen los Observatorios Ciudadanos Municipales. Vinculan transparencia y participación. Propuestas de fiscalización a las Administraciones al margen de movimientos electorales. Auditorías ciudadanas con el objetivo de aportar software libre y mecanismos de control real de los presupuestos y la política (contratos, partidas, información, exigencias).

La ciudadanía autoorganizada es la que fiscaliza sin depender de las instituciones. No confiar. La pata electoral no puede sustituir a una ciudadanía responsable entendida como contrapoder. Si no, volvería repetirse el mismo proceso, como ya ocurrió en la Transición.

"Son espacios con vocación permanente. La voluntad tiene que ser ciudadana. Aportamos el software necesario para aquellos vecinos que quieran desarrollarlo en su municipio. La creación, por ejemplo, de canales de comunicación con el Ayuntamiento, para que sea el ciudadano quien reclame", explica Enric Pons, de la organización Observatorio Ciudadano Municipales. De abajo a arriba.

Sentido común

Las palabras necesitan un nuevo sentido. ¿Qué es democracia? "Hay un intento ciudadano de resignificar la democracia. Va ser un proceso de largo recorrido, que no se solucionará en unas elecciones. Nadie nos educó a participar, se trata de cambiar una cultura", dice Colau.

Palabras que describen tiempos difíciles. Grecia ha regresado para pelear por su soberanía frente a instituciones no democráticas como la troika o el Fondo Monetario Internacional (FMI); en el sur de Europa, una vez más, se está repensando la democracia.

En la antigua Atenas los políticos eran los ciudadanos, escogidos por sorteo, y solo necesitaban una virtud: el sentido común. La definición clásica de política es la de "aquella actividad mediante la cual los grupos humanos toman decisiones colectivas". Es decir, juntos.

La democracia es un espacio protegido, el paraje natural del bien común. El resto, puro teatro.

El futuro ya está aquí

Presupuestos y programas participativos, paneles y consejos ciudadanos, asambleas presenciales o virtuales, referéndums, debates públicos, mandatos imperativos, revocación directa, códigos éticos... Son muchas las herramientas que se barajan. Aunque a cierta parte de la política tradicional les parezcan ciencia ficción, algunas se han llevado a cabo con éxito.

En Latinoamérica, Islandia, incluso en Suiza. En España destaca el municipio de Figaró. Cuando la candidatura ciudadana Activa Figaró llegó al poder (10 años de gobierno, mayoría absoluta en 2010) se propusieron hacer partícipes a los vecinos de sus presupuestos y del conjunto de su política. Una experiencia democratizadora en la que preguntaban, incluso a los más pequeños, dónde debía destinarse la inversión municipal, con el compromiso de hacerles caso mediante consejos de validación ciudadana. La experiencia ha acabado desgastando al gobierno, pero ha plantado la semilla de la democracia del futuro.

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