Maternidad en el poder: el embarazo de Díaz reabre el debate de conciliación en política

  • Susana Díaz ha tenido que explicar cómo su embarazo no afectará a su trabajo: "Voy a compatibilizarlo como lo hacen miles de mujeres".
  • Carme Chacón se convirtió en la primera mujer embarazada siendo ministra, generando un debate sobre su actividad durante y después del embarazo.
  • Con el tiempo se ha cuestionado a cada mujer que ha decidido continuar una actividad normal, como también le pasó a Sáenz de Santamaría.
  • En el Parlamento Europeo se han visto casos de mujeres que asisten cargando con sus bebés, bien sea por necesidad o por reivindicación.
  • El único hombre político de primer nivel cuestionado fue Tony Blair, pero tras anunciar que bajaría su actividad un tiempo ganó popularidad.
La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz (PSOE), con varios niños.
La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz (PSOE), con varios niños.
Román Ríos / EFE
La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz (PSOE), con varios niños.

Apenas han pasado unas horas desde que la presidenta de Andalucía, Susana Díaz, anunciara su embarazo y ya ha tenido que explicar cómo su vida personal no afectará de ningún modo a su tarea pública como política. "No va a afectar al calendario electoral. Voy a compatibilizar mi trabajo con el embarazo como lo hacen miles de mujeres". Embarazada de tres meses, será madre en verano, convirtiéndose en la primera presidenta de un Gobierno autonómico en serlo durante su mandato.

En esta tesitura se han visto anteriormente otras mujeres de la política nacional e internacional. Carme Chacón y Soraya Sáenz de Santamaría ya sufrieron las críticas por mantener su actividad durante el embarazo y recortar su baja por maternidad posteriormente. Fuera de nuestras fronteras también se han dado casos muy polémicos, como la francesa Rachida Dati, quien renunció a su baja por temor a ser "apartada" de su cargo. O el de dos europarlamentarias que acudieron a votar con su bebé en brazos.

Más difícil es encontrar el caso de un hombre cuestionado por su paternidad. El más llamativo fue el de Tony Blair, quien "accedió" a reducir un tiempo su actividad y con ello ganó popularidad, algo que tomó como ejemplo el también primer ministro británico David Cameron.

Carme Chacón fue uno de los embarazos más controvertidos de la política española en la última década. Era la primera mujer embarazada al cargo de un ministerio (entonces el de Vivienda). La socialista estrenó ministerio de Defensa en un avanzado estado de gestación. En abril de 2008 juraba el cargo, y apenas días después llegaban las primeras críticas. Las tropas de Afganistán se sorprendieron al ver la presencia de la catalana, ya de 7 meses, acompañada de un psicólogo y un pediatra. Los expertos desaconsejaban viajar en un estado tan avanzado, pero la ministra quiso cumplir con su primera preocupación, la de los soldados, sobre el terreno. "Nunca haré nada que ponga en peligro la salud del feto", explicó.

Pero las críticas no pararon con su actividad, y se perpetuaron en el tiempo con sus posteriores decisiones. La primera, la de compartir la baja de maternidad con su marido y trasladarse al ministerio a vivir para pasar más tiempo con su hijo. ¿Conciliación? ¿Barreras a la lactancia? ¿Roles compartidos? Muchas eran las preguntas e incógnitas en el primer embarazo público de tal magnitud. "Estoy como todas las mujeres, tirando del carro de todo... Es cuestión de organizarse", decía en televisión. En una nube de críticas, algunas voces se desmarcaron para tomarla como un ejemplo. Como mujer que busca la conciliación, que introduce en el ámbito familiar este concepto, y que desmonta la idea social de que la mujer no puede compatibilizar la maternidad con el trabajo.

La historia se repitió apenas tres años después. De nuevo una mujer con poder público, en este caso Soraya Sáenz de Santamaría, en el disparadero. Y una vez más se cuestionaba su actividad después de volver al trabajo apenas 10 días después de dar a luz. Entonces portavoz del Partido Popular, Sáenz de Santamaría regresaba con un mitin de cierre de campaña, la celebración del triunfo y el traspaso de poderes. "Aquí hay que trabajar hasta el final".

La ahora vicepresidenta del Gobierno tenía que defenderse ante las mismas cuestiones que Chacón. "Las tomas hay que darlas, eso es impepinable". Aunque se tomaba con humor ciertos aspectos, como cuando en la celebración del triunfo en la sede de Génova el propio presidente del Gobierno, ante la petición de sus votantes de saltar, se dirigió a ella para decirle: "Tú no puedes". Acababa de tener una cesárea. Once días después de tener a Iván, renunció a su baja y juró su cargo como vicepresidenta.

Bebés en el Parlamento Europeo

A Sáenz de Santamaría se le comparaba entonces con la ministra francesa de justicia, Rachida Dati, quien prescindió de su baja y se incorporó apenas cinco días después de tener a su hijo vía cesárea, reconociendo que lo había hecho para no ser "apartada" de su cargo. Incluso el propio PSOE, que había contado anteriormente con el caso de Chacón en sus filas, criticó la decisión. "Ha perdido una oportunidad de hacer pedagogía sobre conciliación entre la vida familiar y personal", aseguraba la portavoz de Igualdad en el Congreso, Carmen Montón. Cuestionada sobre las diferencias en ambos casos, dijo que la española había disfrutado de seis semanas. "Dati pertenece a un Gobierno conservador. Creo que las mujeres progresistas, con nuestras vidas, damos muchas veces más ejemplo".

El debate también ha sido objeto de polémica en Europa. En el propio Parlamento Europeo se ha visto a parlamentarias cargando con su bebé. En 2009 la danesa Hanne Dahl llevaba a su pequeña Gaia en brazos a una votación. "No me quedó más remedio, mi marido tenía que acudir a una reunión y yo tenía que votar", explicó. La menor tenía apenas dos meses. "Mi marido tiene permiso de paternidad, porque yo no puedo abandonar mi puesto. Muchas veces está con él en su oficina y yo me acerco cada tres horas para alimentarla.

En declaraciones a elmundo.es, Dahl aseguraba que conciliar en el Parlamento Europeo era casi imposible. "Las eurodiputadas que embarazadas durante la legislatura no pueden disfrutar del permiso de maternidad, en todo caso, pueden abandonar su plaza para atender a su bebé. Es muy duro para las mujeres jóvenes tener un sitio aquí".

Un caso similar fue el de la italiana Licia Ronzulli, quien acudió a votar con su bebé como "símbolo" de las dificultades de conciliación. Miembro del partido Pueblo de la Libertad (PDL) de Silvio Berlusconi, acudió a Estrasburgo con su niña de apenas unos días de vida. "Quiero ser un símbolo, con mi hija Victoria".

¿Solo si es mujer?

La popularidad de Tony Blair se disparó al tener a su cuarto hijo durante su cargo como primer ministro británico. Forzado por las presiones, decició tomarse solo una semana de baja por paternidad pero accedió a reducir su actividad. Según expresaban los medios de comunicación, el nacimiento le brindaría la posibilidad de recuperar la popularidad que había perdido.

"Tengo un país que dirigir, algo que ni siquiera dejo de hacer durante las vacaciones. Desde luego estaré más con Cherie -su mujer-, pero hay que ser sensatos. No puedo desentenderme en caso de que haya una crisis nacional o incluso mundial", dijo a The Observer.

El actual primer ministro británico, David Cameron, siguió el ejemplo y agotó las dos semanas que permite la ley para disfrutar de la paternidad.

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