Goya, Goñi, Beethoven, Kahlo, Matisse o Borges: el arte como salvación de la enfermedad

  • La exposición que une a Goya y Goñi en la Academia de San Fernando muestra el nexo entre ambos artistas, cuya obra quedó marcada por la sordera.
  • Goñi, un gran dibujante injustamente relegado, sale así a escena con un protagonismo total al establecer un diálogo visual con Goya.
  • Matisse, Bethoven, Borges o Kahlo también fueron sacudidos por diversos males.
Obra de Lorenzo Goñi
Obra de Lorenzo Goñi
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Obra de Lorenzo Goñi

Trampas, crueldades del destino o mal azar... Destinos poco amables convertidos en arte: de eso trata la obra de artistas como Goya (1746-1828) y Goñi (1911-1991) que comparten escena, pese a los dos siglos que se llevan, en la Real Academia de San Fernando.

Dos genios singulares, separados por el tiempo, unidos por la sordera, y juntos en un mismo espacio creativo. Se puede ver, señala el comisario de la muestra Juan Carlos Sánchez Almazán, "pese a lo osado del intento, cómo se establece un diálogo entre ambos artistas".

Lorenzo Goñi, que empezó a sufrir los primeros síntomas a los cinco años y se quedó sordo a los 14, lleva a su obra un mundo creado por el aislamiento de su sordera. A Goya, en cambio, la sordera le sorprendió siendo ya alguien de éxito. "Goñi quería pasar inadvertido y pintaba los mundos en los que vivía para abstraerse, mientras que Goya, muy activo socialmente y un hombre muy vital, jamás superó el trauma. Se volvió muy desconfiado, algo habitual al perder el oído, pues no sabía qué se decía y ocurría a su alrededor" explica el comisario. Parte de los Desastres y las Pinturas Negras las pintó Goya estando sordo: "y son sus obras más extrañas" señala el comisario.

Algunos grandes artistas y su dolor

Ludwig van Beethoven. A los ocho años Beethoven (Bonn, 1770-Viena, 1827) actuó por primera vez y a los 25 era ya un músico valorado sobre todo por su capacidad de improvisación. El destino le sonreía hasta que en 1796 comenzó a perder audición. El artista no dejó que su arte se resintiera por ello. Los últimos 25 años de su vida estuvo sordo, pero creó la Novena Sinfonía, el Concierto para Piano nº 5, el Concierto para Violín, los últimos cuartetos y su Missa Solemnis.

Jorge Luis Borges. El escritor que desde siempre había querido ser escritor ignoraba que coronaría el sueño pero se quedaría sin uno de los más importantes sentidos para ello: la vista. Una ceguera que Borges (Buenos Aires, 1899-Ginebra, 1986), conocía: su padre también la sufrió. El autor de Ficciones (1935-1944) o El Aleph se quedó ciego a los 55 años. Desde 1899 fue perdiendo visión, pero no renunció ni a escribir ni a dar conferencias ni a la lectura (le leían en voz alta). Él mismo dijo: "Comprobé que apenas podía descifrar las carátulas y los lomos. Entonces escribí el Poema de los dones: Nadie rebaje a lágrima o reproche/ esta declaración de la maestría/ de Dios, que con magnífica ironía/ me dio a la vez los libros y la noche".

Frida Kahlo. Si hay una artista a la que su sufrimiento físico la liga directamente a su obra ésa es la mexicana Frida Kahlo (Coyoacán, 1907-Coyoacán, 1954). Sus obras son los retratos del terrible dolor que le causaron sus problemas de columna, consecuencia de un accidente en 1925 y continuas operaciones (más de treinta tuvo que sufrir).

Henri de Toulouse-Lautrec. Este pintor, dibujante y cartelista francés (Albi, 1864-Malromé, 1901) representó la vida nocturna en París, de los locales y burdeles en los que su minusvalía no generaba rechazo, que eran los más bohemios.  Tuvo una infancia feliz hasta que en 1874 llegaron las consecuencias de una enfermedad que afectaba al crecimiento de los huesos: sólo llegó a medir 1,52 cm.

Henri Matisse. El pintor francés (1869 - 1954),  figura fundamental del XX, conocido por forma única de usar el color y el dibujo, cuenta con obras tan valoradas como Ventana en Niza o la serie de Odaliscas. Es sin embargo al quedar postrado en una silla de ruedas cuando crea a capilla del Rosario de Vence. Él mismo decía que a través del arte podía escapar del terrible agotamiento físico.

Un caso diferente: Valle-Inclán

Conocido es el humor negro del autor de Tirano Banderas, el escritor Ramón Mª del Valle-Inclán (Villanueva de Arosa, 1866 - Santiago de Compostela, 1936). Hasta tal punto que "Bueno, aún me queda el otro brazo" parece ser que fue lo que dijo el creador de Luces de bohemia cuando perdió el brazo.

Fue una pelea con un periodista la que acabó dejándolo manco, ya que se le gangrenó el brazo tras el golpe recibido en la trifulca y hubieron de amputárselo. Su ironía hizo que hasta este terrible suceso fuera superado por su brutal sentido del humor.

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