“Necesito vuestros servicios, déjame entrar”. Un hombre llama insistentemente a la puerta de una sucursal de Bankia en la madrileña calle del Pez, pero está cerrada a cal y canto, con clientes dentro y todo. Han echado la llave cuando han visto llegar a un grupo de unas diez personas que estaba participando en la iniciativa ‘Toque a Bankia’.

El hombre insiste: “Si eres vigilante, déjame entrar y vigílame, haz tu trabajo”. Sigue dando molestos toquecitos a la puerta con el nudillo. A lo mejor no lo sabe, pero es un ‘cansino’. El grupo de la protesta, muchos de ellos miembros de la asamblea del 15-M de Malasaña, le da un aplauso. Esa era la idea: insistir, dar el tostón, molestar, bloquear las oficinas de la entidad, pero haciendo uso de sus servicios.

La protesta 'toque a Bankia' se convocó como parte de las movilizaciones por los dos años del 15-M y coincidiendo con el aniversario de la nacionalización del banco. Su web ha servido como plataforma para que los participantes se pusieran de acuerdo y quedaran para acudir a oficinas de Bankia por toda España y evitar que funcionen con normalidad. Lo que pedían desde la organización era que las protestas estuvieran camufladas, que fueran originales y que fueran divertidas.

Estas acciones piden la paralización total de los desahucios, la dación en pago retroactiva, que se usen para alquiler social las viviendas en propiedad de Bankia y la recuperación de las participaciones preferentes por parte de las personas afectadas.

El grupo de Malasaña, por ejemplo, planeaba formar colas en las sucursales de Bankia, hacer ingresos de un céntimo en cuentas de ONG, informarse sobre cláusulas de las hipotecas o hablar con el director de alguna oficina para enseñarle fotos de familias desahuciadas y pedirle que colgara alguna en su despacho.

Mientras urdían estos planes, llegaban noticias del barrio de Lavapiés: se había producido un ‘atraco musical’ en una sede de la entidad nacionalizada. En otra de Vallecas, contaban, una se había producido una peculiar discusión de pareja a gritos. Es algo así como manifestarse con un gag de los Monty Python o con una escena de una película de Roberto Benigni.

De todos modos, han tenido que improvisar. No ha salido nada de lo que habían planeado hacia las 9.30 en la Plaza del Dos de Mayo, porque no han podido acceder a ninguna oficina del banco. Los trabajadores echaban el cierre cuando les veían llegar: calle Barceló, cerrado; calle Fuencarral, cerrado; calle San Bernardo, cerrado; calle del Pez, cerrado; Gran Vía, cerrado.

En las de Pez y Gran Vía han llegado a cerrar con clientes dentro. Una mujer que estaba utilizando un cajero automático justo en ese momento, se quejaba desde el otro lado de la puerta de cristal: "No me dejan salir". "¡Te tienen secuestrada!", le respondían desde fuera. Otra mujer se quejaba justo por lo contrario: no podía entrar y era ya la segunda sucursal que visitaba.

Desde Bankia, explican a 20minutos.es que estos cierres han sido "paradas momentáneas" mientras han durado las protestas y que todas las oficinas han reanudado su actividad cuando han acabado los 'toques'. Aseguran que la "incidencia ha sido muy poco significativa", que "han ofrecido el servicio normal". También afirman que no se ha reportado ninguna incidencia con las líneas telefónicas.

Charlan entre ellos: “Si no pueden abrir, pues genial”. Aunque la acción es menos vistosa, afirman que ya han conseguido algo: que una parte de Bankia no funcione como debe.

El ‘Toque a Bankia’ forma parte del calendario de movilizaciones con motivo del segundo aniversario del nacimiento del Movimiento 15-M y la acampada de la Puerta del Sol. La ‘Marea Blanca’ por la Sanidad Pública ha convocado entre los días 5 y 10 de mayo una “consulta por la sanidad’, hay encierros y vigilias previstos entre el 10 y el 12 en el Museo Reina Sofía o en el bulevar del Paseo del Prado y una gran manifestación para el domingo 12 en Madrid. Fuera de la capital, hay muchas más convocatorias y manifestaciones.