Breivik, el asesino que se veía como el salvador de Europa frente a la amenaza islámica

  • Cree que debería ser condecorado por la matanza de 77 personas.
  • Preparó durante años el atentado con coche bomba en Oslo y el tiroteo en Utoya.
  • No ha mostrado señal de arrepentimiento en ninguna de sus escasas intervenciones.
  • Es un fundamentalista cristiano que escribió un manifiesto de 1.500 páginas.
  • Breivik es responsable de sus actos, según el informe médico.
El ultraderechista noruego Anders Behring Breivik
El ultraderechista noruego Anders Behring Breivik
Lise Aserud / EFE
El ultraderechista noruego Anders Behring Breivik

El ultraderechista Anders Behring Breivik será juzgado desde este lunes por los atentados cometidos hace nueve meses en Noruega, en los que mató a 77 personas, resultado de lo que considera su cruzada contra la amenaza islámica y el multiculturalismo que están "destruyendo" Europa y Noruega.

El autor confeso de la mayor matanza en la historia reciente de ese país escandinavo se ve a sí mismo como un salvador, un profeta, que debería ser condecorado por un acto "patriótico", como aseguró durante una comparecencia ante el juez.

Desde que fue detenido el pasado 22 de julio, Breivik apenas ha tenido oportunidades de expresarse en público, debido a las fuertes restricciones a que ha estado sometido en la cárcel de Ila, al oeste de Oslo, y en las vistas, a causa de la investigación policial.

Pero ni en las vistas, ni en declaraciones a través de su abogado o en una carta abierta a medios noruegos, este fundamentalista cristiano de 33 años ha mostrado señal de arrepentimiento.

Lo que ha hecho es insistir en las ideas incluidas en 2083: Una declaración de independencia europea, el manifiesto de 1.500 páginas en inglés, que según él le llevó nueve años escribir y que difundió por Internet horas antes de cometer los atentados.

Breivik vierte ahí su revisionismo histórico islamófobo y su plan de "reconquista" de Europa. Analiza con detallismo enfermizo la actualidad política.

Responsable, pero no culpable

El atentado contra el complejo gubernamental de Oslo y la masacre posterior en el campamento de las Juventudes Laboristas en la isla de Utøya deben entenderse como "castigo" a la socialdemocracia, que ha "traicionado" a Noruega "importando" musulmanes.

De ahí que se haya declarado responsable, no culpable, pues considera que aunque "atroces", sus crímenes son "necesarios".

El fundamentalista cristiano contará en el juicio con lo que los tribunales le han negado hasta ahora: una plataforma donde exponer de nuevo sus ideas, algo avanzado ya por su abogado, Geir Lippestad, quien ha dicho que aquel "lamentará no haber ido más lejos".

Breivik ya intentó dirigirse a los agraviados por los atentados en su primera comparecencia abierta en noviembre, pero el juez se lo impidió, recordando que la vista se reducía a la prisión preventiva.

En el papel que no pudo leer, Breivik quería decirles que debían darle las gracias, que los muertos son mártires, por una buena causa, y que deben entender que matando a unos pocos, él ha salvado miles de vidas en el futuro, según reveló el diario "Aftenposten".

Que se le pueda considerar un enfermo mental y no penalmente responsable de sus actos, como hace el primero de los dos informes psiquiátricos que se le han hecho, le preocupa sobremanera. Ser declarado incapacitado sería "la humillación definitiva", escribió Breivik en una carta abierta, para quien un ingreso en un psiquiátrico resultaría "un destino peor que la muerte", ya que implicaría considerar sus ideas fruto de la enajenación mental.

Operaciones de cirugía estética

Aunque en desacuerdo sobre el diagnóstico final, ambos informes coinciden en señalar su personalidad narcisista y asocial, patente en su manifiesto, al hablar de sí mismo como eminencia intelectual, o asegurar que fue uno de los grafiteros más activos de Oslo.

En su manifiesto revela también otros detalles que definen su personalidad egocéntrica, como sus operaciones de cirugía estética, su opción por la abstinencia sexual en los últimos años para no "desviar la atención" o el consumo de anabolizantes de forma sistemática antes de los ataques para ganar músculo y agresividad.

Una mirada a la biografía de este hombre, hijo de un diplomático y una enfermera y nacido en Oslo, muestra una infancia problemática.

Sus padres se separaron cuando tenía un año, y se mudó con su madre y una hermanastra a un hogar del que las autoridades sociales estudiaron sacarlo, aunque finalmente acabó quedándose, cuando no prosperó una demanda por la custodia del padre. Con su progenitor, que se trasladó a vivir a París, mantuvo contacto hasta la adolescencia, para luego no verlo más. El padre opinó que su hijo debería haberse suicidado antes de los ataques.

Según dicen sus conocidos de entonces, Breivik se mostraba en la escuela como alguien introvertido y reacio a hablar de su familia.

Miembro de una logia masónica

Su compromiso político lo despertaron las agresiones que varios de sus amigos sufrieron supuestamente a manos de jóvenes musulmanes, y se concretó al unirse a las Juventudes del populista Partido del Progreso, que abandonaría tiempo después por moderado.

Breivik, que nunca hizo el servicio militar y era miembro de una logia masónica, empezó a pensar entonces en actuar por su cuenta, y se preparó durante nueve años para su acción definitiva.

Mientras escribía su manifiesto, creó una empresa tapadera para poder importar abono químico y alquiló una granja fuera de Oslo para preparar los explosivos, a la vez que se hacía socio de un club de tiro y usaba además como entrenamiento juegos bélicos en Internet.

Los preparativos culminaron el pasado 22 de julio, cuando el joven con una infancia difícil, en paro y sin estudios superiores, se convertía, según sus propias palabras, en "un héroe europeo, un salvador... destruyo la maldad y traigo la luz".

Mostrar comentarios

Códigos Descuento