Cuando Jorge Ponce sale a la calle, a la Gran Vía, una de las arterias principales de Madrid y muy cerca del teatro donde se graba el programa de Movistar +, nunca se sabe qué va a pasar. 

En este caso la idea inicial era organizar un concurso de andar que pretendía puntuar la forma de moverse por la calle de los viandantes , pero acabó siendo uno de los momentos con más fantasía y surrealismo de los últimos tiempos. 

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La cosa comenzó con Ponce abordando a una señora que puso cara de sorpresa y a la que todo parecía dejarla atónita. Le propusieron ser jurado del concurso. "¿La puntuación de andar? El máximo", decía la mujer aún sin saber muy bién de qué iba la cosa. 

El caso es que Jorge Ponce quiso sentar a la señora en un banco para que pudiera ejercer de juez, pero allí se encontraban los hermanos Alcázar, conocidos como 'los heavies de Gran Vía', dos hermanos de esa tribu urbana que pasan los días en la rue madrileña. Tras saludarles y apartarse ellos de la fama, reticentes a la televisión, aparece un tal Roberto. 

Es un señor de pelo cano, fumando, bastón extraño y actitud aún más extraña aún. "¡Madre mía, por favor!", dice Ponce al verle, sabiendo que tiene un potencial infinito. 

Roberto fue uno de los participantes del concurso de andar, en el que participó con unos pasos más de baile que de transitar, con los que se metió en el bolsillo al jurado y a Jorge Ponce. 

"Roberto, espero que hayas llegado bien a tu destino. Top 3 de extras que han salido en las secciones de calle de Ponce", decía el programa en sus redes sociales al verle marchar.