Borja Terán Periodista
OPINIÓN

Muere Matthew Perry, adiós al maravilloso raro Chandler en ‘Friends’

Con Friends aprendimos que la ironía nos salva. O, al menos, hace los sobresaltos de la vida más llevaderos. Y, en sarcasmo, Chandler era maestro.
Matthew Perry, en una imagen inolvidable de Friends
Matthew Perry, en una imagen inolvidable de Friends
NBC
Matthew Perry, en una imagen inolvidable de Friends

Matthew Perry ha sido hallado muerto en su casa de Los Ángeles, al parecer víctima de un infarto. Tenía 54 años. El actor empezó muy joven en el mundo de la interpretación, pero fue con Friends en donde encontró a un personaje que le convirtió en inmortal en la memoria de, al menos, dos generaciones, Chandler Bing. De hecho, siempre será Chandler Bing, aquel oficinista que nunca sabremos muy bien a qué se dedicaba. Pero daba igual, por eso mismo conectamos con él. Porque su trabajo era gris. Porque no se terminaba de encontrar. Porque era raro. Porque somos raros. Porque Friends hablaba de los prejuicios, traumas y expectativas de unos chavales que llegaron a los noventa creyendo que se iban a comer el mundo y, al final, descubrieron que deberían conformarse con constantes altibajos. Como todos. Aunque aprendieron que la ironía les salvaría. O, al menos, haría los sobresaltos más llevaderos. Y, en sarcasmo, Chandler era maestro. Siempre (o casi siempre) salía ileso del improperio gracias a sus precisas corrosiones. 

No hay comedia que haya igualado el estatus de valor seguro televisivo de Friends. A pesar del paso del tiempo y que hayan venido otras sitcoms de éxito, ninguna otra producción ha conseguido emular un fenómeno tan universal y aplastante como el de Friends. Su combinación de factores sigue siendo invencible. Aunque la sociedad ya no sea así, ni nosotros tampoco. Pocas veces han sucedido tantas situaciones tan bien hiladas, escritas e interpretadas en sólo 20 minutos de televisión. Porque no sólo basta con un buen guion, también es vital la química de los actores que lo transforman en realidad. Y Friends tuvo ese cúmulo de circunstancias, físicas y emocionales. Chandler Bing, Phoebe Buffay, Monica Geller, Ross Geller, Rachel Green y Joey Tribbiani se fueron convirtiendo en parte identificable de nuestras vidas. Aunque no viviéramos en Nueva York. Aunque no fuéramos como ellos. 

Hoy el envolvente sillón de Chandler se ha quedado vacío en el recuerdo compartido de los que crecimos viendo aquellos apartamentos enfrentados por un insípido descansillo de escalera y en donde nunca necesitaron de llaves para abrir las puertas. Perfecto para el giro de guion.

Así incluso descubrimos que ocultar una relación a tus amigos puede ser la más divertida trama de enredo. Chandler y Monica comenzaron su idilio en Londres, pero pasaron unos cuantos capítulos hasta que el resto de la pandilla supo de esta relación. En medio, se produjeron muchas situaciones desternillantes que desembocaron en el magistral episodio del "ellos no saben que nosotros sabemos que ellos saben que lo sabemos". 

Con Chandler también intuímos que un ex difícilmente podrá jamás superar a Janice. La novia y luego ex novia de Chandler fue el personaje secundario más socorrido de Friends durante sus diez temporadas. Sus célebres "¡Oh-Dios-mío!" todavía son repetidos por muchos. 

Friends dio con la emoción de la risa. Sus carcajadas venían con un trasfondo emocional que ponía la piel de gallina. Con sus icónicas tazas gigantes de café y un sofá siempre libre en el centro del Central Perk, sus personajes captaron las frustraciones de la treintena en la que resulta tan fácil sentirnos perdidos en busca de la felicidad que nos contaron mal. A Chandler Bing, también. 

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