"Que se va a caer, que se va a caer la bola. ¡Se ha caído la bola, señores!" María Luisa ha retransmitido el repique de las campanas de la Puerta del Sol como sólo ella sabe hacer: como narró el épico final de la palmera de Sevilla. Ella, multidisciplinar, lo contó como una Tómbola y lo filmó al estilo de La Ventana Indiscreta de Alfred Hitchcock, con el suspense incorporado de enfocar a un hombre que pasaba por allí y sobrevivió de ser aplastado por un nanosegundo.

María Luisa se convirtió en ese mismo instante en una estrella viral. Lo que pasa es que la fama viral corre tan rápido como se deglute el vídeo en cuestión. Se da like, se comenta, se reenvía y se olvida.

Pero los de Playz ejercitan el servicio público de transformar la viralidad en eterna. Que para eso está TVE. Y han puesto a María Luisa de maestra de ceremonias oficial de las doce campanadas. Junto a La Pija y La Quinqui, que han presentado el contra-especial de fin de año de la plataforma joven de RTVE Play. Contra especial literalmente, pues mientras todas las televisiones están frente al reloj, Playz se ha subido a una azotea a la espalda del edificio histórico de la Puerta del Sol. Y hemos descubierto que el skyline de Madrid luce más bonito al revés. Al otro lado, asoma el neón de Tío Pepe y el Edificio Telefónica.

En estos tejados de atrás, han actuado La Cruz, Samuraï, Mafalda Cardenal, María José Llergo, Gus y Morreo en un programa sin paternalismos, hablando los lenguajes de hoy y nutriendo el archivo de TVE de artistas que no se pueden quedar fuera. También han pasado otras revelaciones del año como Carmen Merina, @rayomcqueer_, convertida en diva tiktokera gracias a su reivindicativo vídeo de “Me da igual, me da igual, me da igual”. Su entonación y expresividad se ha hecho meme de los que perdurarán, aunque el éxito del clip ha estado unido a que su vis cómica está cargada de profundidad. Merina verbalizó un chute de espíritu crítico sobre aquello que nos insistieron que era ser productivos y las agresividades colaterales que conlleva. A menudo, deshumanizando tanto a empleados como a los clientes. Y lo hizo relativizando.

La naturalidad de Ana Mena, Ramón García y Jennifer Hermoso rompe la inercia del vestido de Pedroche en la Nochevieja televisiva

De eso ha ido Sabor a Uvas, el especial de esta Nochevieja de Playz: de relativizar. Así hasta se toma mejor el pulso a lo que suena y los grandes medios de comunicación no siempre ven. Pero sí TVE, gracias a propuestas como ésta que siembra el futuro de la televisión pública.  Y con buena alegoría al colocarse al lado opuesto de los balcones donde en el cambio de año se lucen vestidos en forma de trampantojo y deseos de cartón-piedra. Ya se sabe, o ya deberíamos de saber, en las puertas de atrás, las expectativas no señalan con el dedo y se abren vías de libertad a las congregadoras culturas que son esenciales para crecer.

Lo ha vuelto a ejercer Playz esta Nochevieja hacia 2024 con este programa musical y con una María Luisa que, por momentos, ha recordado a Carmen Sevilla dando las campanadas treinta años atrás, en 1994. Entonces, Carmen de España dedicó cada campanazo a un deseo. María Luisa, también: "¡Uno! ¡Por la familia! ¡Dos! ¡Por los amigos! ¡Tres! ¡Por toda la gente del mundo entero!". Aunque, de repente, las ideas se esfumaron y empezó a repetirse: "¡Por toda la gente que queremos!". Da igual, es la gracia. María Luisa nos emociona porque representa a la espontaneidad de los barrios de España. Una naturalidad que algunos tratan con perverso clasismo cuando es la autenticidad que empuja a diario nuestro país. Lo enriquece. Lo hace mejor. Más genuino, más echado para delante, más transparente sin llevar transparencias.

Nadie recordará a las estrellas de hoy: la memoria cada vez más frágil de la fama