Borja Terán Periodista
OPINIÓN

Los mozos de Arousa: el éxito de no poder disimular las emociones

La expresividad de Raúl, Borja Mina y Bruno delata cuando su amigo se está equivocando. Esa rabia se ve nítida a través del primer plano que tan bien juega el concurso de Telecinco.
Raúl, Bruno y Borjamina, 'Mozos de Arousa', bien conjuntados cada uno con un color de camisa para la tele.
Raúl, Bruno y Borjamina, 'Mozos de Arousa', bien conjuntados cada uno con un color de camisa para la tele.
Mediaset
Raúl, Bruno y Borjamina, 'Mozos de Arousa', bien conjuntados cada uno con un color de camisa para la tele.

La prueba final de Reacción en Cadena pone a prueba al propio equipo de concursantes. No pueden ayudarse entre ellos y la expresividad de sus rostros delata cuando su amigo se está equivocando. Esa rabia se ve nítida a través del primer plano que tan bien juega el concurso de Telecinco.

Los mozos de Arousa es todo lo que necesita el Mediaset de hoy. Tres expresivos chicos que están calando en la audiencia por la singularidad de su normalidad. Te los puedes cruzar por la calle y ni siquiera te fijarías en ellos, pero brillan por la televisión por su carisma de andar por casa bajo los focos del plató.

Raúl, BorjaMina y Bruno son hábiles para adivinar encadenando palabras, pero también para transmitir emociones. La travesura de la dinámica del programa ayuda, pues su comunicación no verbal delata los pensamientos jocosos de las segundas intenciones de nuestro vocabulario que son una de las materias primas de esta versión española de Chain Reaction, estrenado por la NBC en 1980.

Así estos tres chicos se van convirtiendo en unos de los rostros más reconocibles del actual Telecinco. Puedes quererlos y odiarlos a partes iguales mientras van perpetuándose en el show. El espectador puede hacer hasta cábalas de sus piques cuando fallan. Pero siempre solucionan la picardía buscándose con la mano que anima, que abraza, que siempre está ahí. Aunque te equivoques.

De hecho, el programa delata que la vida es mucho mejor en equipo que cuando te toca enfrentarte a la realidad a solas. Entonces, los problemas crecen. En Reacción en Cadena, Ion Aramendi es parte crucial de esa congregación. Él aquí no sólo presenta, logra ese clima de complicidad que le permite incluso ayudar a los participantes novatos si se bloquean frente a la adrenalina de las cámaras.

Los mozos de Arousa, en cambio, ya sienten el plató como su casa. Lo que les hace más fuertes. Y la audiencia también les empieza a querer como suyos. Han tenido tiempo, porque el programa tiene de aliada a la paciencia de los directivos de la cadena. Es el único atajo para que Reacción en Cadena se asiente en la memoria colectiva. Ya lo está haciendo. Porque el buen funcionamiento de cualquier formato televisivo también va vinculado al fuego lento de cocción, que permite que el espectador conozca si está bien la propuesta televisiva. O no.

Reacción en Cadena cuenta con una dinámica fácil de enganchar, con un estudio bien iluminado, con tiempo para consolidarse, con un presentador que ya es un maestro del arte del concurso y con unos participantes, Raúl, BorjaMina y Bruno, que comunican con tal expresividad emocional que hablan hasta cuando ni siquiera están hablando.

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