Borja Terán Periodista
OPINIÓN

Leticia Sabater, icono del desguace

  • Lleva décadas despertándonos las mismas risas de la perplejidad, que hablan de ella y de nosotros. 
  • El disfrute de odiar.
Leticia Sabater en el desguace Becerril en Cantabria.
Leticia Sabater en el desguace Becerril en Cantabria.
Redes
Leticia Sabater en el desguace Becerril en Cantabria.

¿Qué artista española representa mejor a un desguace? Sí, Leticia Sabater se ha convertido en imagen del desguace cántabro Becerril. Y ahí está ella, caminando como si fuera a cantar 'Mr Policeman' entre motores desmontados, piezas perdidas y coches a punto de ser descuartizados. 

Leticia ha dejado allí su automóvil, al mejor postor. Y, de paso, se ha hecho unas stories comerciales de Instagram demostrando que puede vender lo que se proponga. Eso sí, sin poder evitar dejar de coquetear con todo aquel que se ponga delante. 

"Si me queréis tener un poquito más cerca, vais a poder pedir las piezas de mi coche", recalca en uno de los vídeos de Instagram Leticia Sabater. Quién se puede resistir a este reclamo. "Nunca había estado en un desguace y me encanta este ambiente", dice mientras pisa con unas botas plateadas el asfalto del cementerio de autos como quien baila en cualquier discoteca de polígono industrial. Aunque, en realidad, no hay demasiada diferencia entre ambos lugares.

Pero a Leticia Sabater le dan igual las comparaciones. No le importa cualquier analogía que se realice entre desguace y su carrera profesional. Porque es una superviviente. Porque se ha convertido en una comercial de todo con tal de mantenerse en el showbussines. De todo, pero siempre sexy. O lo que ella entiende que es sexy. 

Da igual que los años pasen, varias generaciones de españoles han crecido sin poder dejar de mirar a una icónica Leticia Sabater. Primero desde sus programas infantiles que presentaba de una manera muy particular e incluso algo surrealista, lo que la convertía en una cascada de chascarrillos y bromas mucho antes de que existieran los memes en las redes sociales.

Aunque, después, cuando se retiraron sus programas infantiles y no se logró reubicar en la pantalla tradicional, Leticia optó por la provocación como forma de mantenerse en la palestra mediática. Quería seguir gustando al personal, como intentaba en aquella gimnasia televisada en las mañanas de La 2.  Y, al final, lo ha conseguido. Leticia sigue ahí, continúa reapareciendo en el centro de nuestra atención. Y el efecto que provoca no es muy distinto a cuando la veíamos en aquellos entrañables infantiles 'Con mucha marcha' de TVE y Telecinco. Lleva décadas despertándonos las mismas risas de la perplejidad, que hablan de ella y de nosotros. Risas de perplejidad que ayudan a entender cómo la musa del leti-rap ha terminado de icono del desguace cántabro en busca de la viralidad. Porque las carcajadas de la sociedad insistieron a Leticia Sabater para qué nos valía y para qué no.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento