Equipo de investigación puso el foco este viernes 3 de diciembre en los negacionistas. Se trata de un movimiento que se vale de las redes sociales para disuadir a la población sobre sus ideas y el programa contactó con un experto en ciberseguridad para estudiar los mensajes con los que lo hacen.

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Se trató de Marcelino Madrigal, que explicó quiénes se escondían tras este tipo de mensajes. Algunos de los colectivos más activos son Médicos por la verdad, Abogados por la verdad y Policías de la verdad.

El del negacionismo y los antivacunas es un fenómeno tan común que Youtube, Facebook o Twitter crearon protocolos para frenar noticias falsas y eliminar las páginas de los negacionistas, algo que hizo a estos mudarse a la tierra de nadie, Telegram. Esta plataforma es más propicia para proteger el anonimato de sus participantes, por lo que es muy usada por organizaciones negacionistas.

Aún así, el experto se atrevió a distinguir entre tres tipos de artífices de la propaganda negacionista por mensajería: difusores (youtubers e influencers); el lobby de las terapias naturales, cuyo mayor interés en el negacionismo es económico y defienden incluir sus productos en la sanidad pública; y la extrema derecha, más propicia a las conspiraciones.

Otro pilar del que se nutre el negacionismo es el de los bulos, y el programa quiso hacer un ejercicio de fact-checking para comprobar algunos de los más comunes. Para ello, contó con el doctor Pepe Serrano, coordinador de vacunas de la Sociedad Catalana de Pediatría.

En lo referente a las personas que dudan de la vacuna por haberse desarrollado en tiempo récord, Serrano indicó que se debía a que se "habían invertido muchos millones de dólares y de euros y que todas las fases que tiene que pasar una vacuna para demostrar su eficacia y su seguridad se habían cumplido según la normativa".

También desmintió que las vacunas fueran peligrosas por llevar aluminio, aclarando que era un catalizador del efecto del virus. "El chocolate también lleva aluminio y la gente no deja de comerlo", añadió. Otras informaciones apuntan a que las vacunas llevan mercurio, células de animales o humanos, ADN de niños abortados, sangre de cerdo o caballo, riñones de mono... el experto negó todo ello.