Borja Terán Periodista
OPINIÓN

El espectáculo del chotis y su retrato de (casi) todo lo que pasa en Madrid

Lina Morgan interpretando 'La Lola' en Dos chicas de revista, disponible en FlixOlé.
Lina Morgan interpretando 'La Lola' en Dos chicas de revista, disponible en FlixOlé.
20m
Lina Morgan interpretando 'La Lola' en Dos chicas de revista, disponible en FlixOlé.

Para entender Madrid, y su política, pónganse un buen chotis. Escúchenlo bien. Y, si pueden, mírenlo también. A todo volumen. A toda interpretación. Desde entonces, tal vez no necesite demasiados estudios sociológicos.

Comprender el chotis es aprender a disfrutar del espectáculo de la chulería, esa que surge de nacer en una capital que te hace pensar que hasta para bailar tú no necesitas moverte.  

Con dar vueltas encima de la misma baldosa basta.  Girar encima del mismo y minúsculo recuadro, a menudo, ayuda a creerse que eres el mejor, pues el que nunca salta de acera se cae menos que el resto. Pero si no sales de tu loseta, tampoco ves otros mundos que están en este. No conoces otros azulejos y, entonces, quizá sientas que eres el más moderno, el más acogedor, el más autosuficiente. 

El chotis, el buen chotis, cala al madrileño de Madriz, Madriz, Madriz. Desde esa inteligente ironía que te hace un traje a medida. De chulapo y de chulapa, claro. Porque quizá Chulería empieza con C de Corrosión a la madrileña. Con sus metáforas, con sus dobles intenciones, con la necesidad de sentirse diferente porque no lo eres en la prisa de la gran ciudad, que iguala lo que toca.

Lina Morgan no es asociada habitualmente al chotis, la vinculamos al costumbrismo cómico. Aunque como madrileña de siempre, "de aquí, de Madrid", hizo la mejor versión del chotis La Lola en la película Dos chicas de revista. Su capacidad de mirar al espectador como si estuviera enamorada de él, o de ella. Su arte manejando el párpado a cámara, evidenciando que la arrogancia del chotis sólo escondía la pasión de las ansias de liberarse de la baldosa. Aunque sólo fuera desde la alegoría. 

"Y el mantón alfombrao sabe Dios las cosas que ma’ habrá tapao y aun me ha de tapar. Que en mi barrio, ¡ay de mí! todas las cotillas dan en murmurar y cantar así: La Lola, dicen que no duerme sola porque han visto a un mozalbete que la ronda por las noches y no ven donde se mete. Mete, mete, mete", cantaba con su mantón alfombrao".

Ay, los chotis. Tantos intérpretes. Aunque las maestras de la travesura nacional fueron las que mejor los actualizaron. Incluso la catalana Mary Santpere versionó un gran chotis. "Mira que decir qué en París se baila mejor que en Madrid, de dónde", parodiaba La Santpere: "Como yo soy castiza y madrileña de corazón, siento gran repugnancia por los twisteces y foxtrots. Porque donde esté el chotis y se baile con ilusión, se siente una trastorná y arrobá".  Es la grandeza de Madrid: puedes sentirte de Madrid hasta sin haber vivido jamás en Madrid.

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