Borja Terán Periodista
OPINIÓN

Aitana y cómo sufrir un debate 'fake'

Es mujer, claro, así que todos a opinar sobre cómo debería moverse en su gira 'Alpha Tour' para ser fina y no vulgar.
Aitana durante su concierto en Valencia, en el 'alpha tour'.
Aitana durante su concierto en Valencia, en el 'alpha tour'.
Aitana durante su concierto en Valencia, en el 'alpha tour'.

Vemos constantemente imágenes de violencia en los medios de comunicación con una naturalidad pasmosa. Y pocos se tapan los ojos. Sin embargo, aparece Aitana realizando una coreografía y, todavía hoy, se sigue juzgando a la artista con una moralina digna de otra era. Es mujer, claro, así que todos a opinar sobre cómo debería moverse en su gira 'Alpha Tour' para ser fina y no vulgar. Para no salirse de los cánones del decoro impuesto.

Se sentencia a la artista. Aunque sólo sea un baile. Pero el problema está en los prejuicios de los ojos de los que miran. Aitana sólo está habitando su canción. Como cuando Raphael interpretó su Escándalo en Hola Raffaella con Loles León. El juguetón roce entre ambos sonrojó al país. Eso sí, el hombre era el seductor, la mujer la descocada. Se ve que sigue sucediendo. Y se ha forzado el debate. 

Un debate, falso. Los medios de comunicación se han lanzado a la especulación de que los padres sacaban a sus niños del concierto de Aitana ante su danza con hombrecillos. Sin embargo, ni tal debate ha existido ni siquiera tales padres. El efecto dominó de dimes y diretes surge de un tuit paródico de @rariiiisima: "Bueno acabo de estar en ese concierto con mi hija de 7 años y hemos tenido que irnos de allí al igual que muchos padres con sus hijos. Esperamos un concierto familiar y para los niños. Espero que Aitana pida disculpas", sentenciaba.  

El texto se viralizó, pocos lo contrastaron y ya había polémica lista para alimentar horas de tele. Aunque el conflicto social no existiera, aunque digan que viene bien a la discográfica como estrategia de marketing. Ya se sabe, la conspiración es más entretenida que la verdad. Incluso da la sensación de que Aitana antes solamente interpretaba canciones infantiles dignas de Los Payasos de la tele. Ella que siempre ha cantado a sentimientos que la infancia aún no conoce, a los vaivenes del amor y desamor, emociones que brotan en una artista de su edad que descubrimos en OT 2017, versionando Bang Bang. Y no, tampoco era un himno de Barrio Sésamo.

Aquella primera vez en Operación Triunfo no salió del todo bien, pero el caos ayudó a evidenciar su carisma en directo. La imperfección del instante mostró que estábamos ante una artista auténtica. Transmitía un carácter singular hasta perdida por los nervios de la incertidumbre. Desde entonces, Aitana no ha parado de crecer.

Y ahora, como las grandes artistas, contagia una seguridad en escena que no debe estar dispuesta a que le digan cómo debe moverse en un escenario. Menos aún si los debates están inflados falsamente para tener algo de lo que polemizar con una moralina sobre la sexualidad que ya hace tiempo no está en las calles. Por eso los jóvenes bailan con Aitana, por eso los jóvenes no ven la tele. Porque ya tienen claro que nadie es mejor o peor por sentir sin tabús, por bailar como quiere.

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