Ivonne Orihuela: "Me encontré, de golpe, con un diagnóstico muy agresivo y con un embarazo"

Ivonne se operó en Madrid de un carcinoma "muy agresivo" cuando estaba embarazada.
Ivonne se operó en Madrid de un carcinoma "muy agresivo" cuando estaba embarazada.
ELENA BUENAVISTA
Ivonne se operó en Madrid de un carcinoma "muy agresivo" cuando estaba embarazada.
Entrevista a Ivonne Orihuela, paciente de cáncer de mama

Volver al lugar donde luchaste contra el mayor reto de tu vida y descubrir que dejaste impronta en todas las personas que te ayudaron a afrontar este duro desafío. Así ha sido la experiencia de Ivonne, que ha superado un cáncer de mama mientras estaba embarazada de Héctor Calixto, su enérgico y cariñoso hijo de cinco años. 

Se fundió en un abrazo con todas las personas con las que se cruzaba por los pasillos de las renovadas instalaciones de la Asociación Española Contra el Cáncer en Madrid, donde entró por esta terrible enfermedad y salió con su bebé en brazos y con un buen puñado de amigos.

Pero alcanzó esta felicidad después de superar una travesía repleta de obstáculos y altibajos desde el comienzo. Cuando analizaron el bulto que creció en su pecho, le detectaron un carcinoma medular invasivo que "era de los que menos garantías te daban por la agresividad con la que se presenta", cuenta.

"Quería seguir con el embarazo, con todas las consecuencias"

Ivonne estaba teniendo muchas dificultades para quedarse embarazada. Tras muchos meses intentando ser madre, se encontró, de golpe, "con un diagnóstico muy agresivo y con un embarazo".

Era cuestión de tiempo que los diferentes equipos médicos que consultó barajaran la posibilidad de interrumpir la gestación, algo que ella descartó en todo momento: "Aunque más de un médico me lo planteó, decidí no interrumpir el embarazo. Como era mi primer hijo y no me podía quedar embarazada, luché contracorriente. Me sugirieron el aborto, pero yo lo tenía clarísimo: quería seguir con el embarazo, con todas las consecuencias".

Ivonne y su marido se desplazaron de Ceuta a Cádiz en busca de una primera opinión sobre su delicada situación. Los médicos decidieron hacerle una mastectomía radical de mama y no le aseguraron que el bebé pudiera salir adelante

Resignada, hizo una búsqueda en internet de los "mejores oncólogos del mundo" y, entre los resultados, apareció el nombre del doctor Miguel Martín Jiménez. Así que viajaron a Madrid y, en tan solo un día, ya habían conseguido una consulta con él.

La paciente rechazó la primera cita en Cádiz porque le dijeron que su cirugía tenía que ser antes de los carnavales de la localidad: "Estaba pasando una situación de cáncer, embarazada y aquí me presionan porque los carnavales eran más importantes".

"Una de las cosas que aprendí en ese tiempo es a perdonar"

Entonces tomó la decisión de asentarse en Madrid, aunque el doctor Martín le explicó que el tipo de carcinoma que crecía en su cuerpo era "de lo malo, lo peor"

Pese al miedo que pasaron Ivonne y su marido al comienzo del tratamiento de quimioterapia y al trasladarse a Madrid, donde no contaron con el apoyo de algunos familiares que residían en la capital, su fe cristiana y su deseo de no renunciar a la maternidad le dieron la fuerza necesaria para afrontar este reto.

La doctora Sara López Taruella la atendió con mucha rapidez en el Hospital Gregorio Marañón. Le advirtió que, en caso de metástasis, no habría nada que hacer

Para sobrellevar el largo camino de su recuperación, tanto por voluntad de su marido como por iniciativa propia, se inscribió a todos los talleres: "De lunes a sábado estaba ocupada. Estuve muy bien acompañada en la residencia. Iban pasando las sesiones de quimioterapia y la obstetra iba observando que el niño evolucionaba y que su desarrollo iba muy bien".

En el voluntariado del hospital le explicaron que iban a tratar de apoyarles y les aconsejaron que se alejaran "de gente tóxica". Pese al revés que recibieron ante la falta de apoyo por parte de la mayoría de sus familiares en la ciudad, se sintió "completamente arropada en la residencia, ya que éramos muchas familias, pero todos participábamos y el ambiente era perfecto", recuerda.

Y llegó la cuarta quimioterapia, en teoría, la última sesión que iba a recibir Ivonne. "Era la semana 36 y la doctora me dijo que no íbamos a tentar más a la suerte, ya que el niño estaba muy crecido" y le indujeron el parto, que se prolongó unas 47 horas. 

Para ella fue un proceso "muy largo y duro", pero cuando mira las fotografías de aquel momento solo recuerda felicidad. Una vez nació su hijo, creyó que las sesiones llegarían a su fin, aunque acabó recibiendo nueve ciclos en total para garantizar la eficacia del tratamiento.

No obstante, resalta la "suerte" que tuvo en el trato con los médicos y enfermeras del hospital: "Me han llegado a decir: ‘Si fueras de mi familia, yo te recomendaría esto y esto’". 

Ivonne se enriqueció mucho a nivel personal con esta dura experiencia: "Una de las cosas que aprendí en ese tiempo es a perdonar. A veces se nos olvida, perdemos tiempo con emociones negativas y nos desgastamos mucho".

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