VICENTE VALLÉS. PERIODISTA
OPINIÓN

¿Son necesarios cinco partidos?

El periodista Vicente Vallés, en la Gran Vía de Madrid.
El periodista Vicente Vallés, en la Gran Vía de Madrid.
JORGE PARÍS
El periodista Vicente Vallés, en la Gran Vía de Madrid.

La pasión desatada desde hace unos años en España por acabar con el predominio bipartidista de PSOE y PP ha tenido el fruto de doblar el número de partidos de ámbito nacional hasta cuatro. Pero no ha sido suficiente. El afán divisor de los españoles no ha alcanzado su límite, y ahora nos disponemos a elevar a categoría de partido parlamentario a una quinta formación política. La duda es si los españoles pararemos aquí, o si en el futuro inmediato seguiremos partiendo en porciones más pequeñas el espectro político, hasta disponer de seis, siete, ocho o más partidos nacionales. Ya dice esa famosa expresión castellana que donde comen dos, comen tres. Parlamento en el que caben cinco, caben todos los que ustedes quieran.

Cada vez que hay una gran competición internacional, se abre el debate sobre qué jugadores deben estar en la selección. Y los periodistas deportivos suelen decir que cada español es un seleccionador, porque cada cual tiene su opinión sobre quién debe vestir la camiseta nacional y quién no. En política, nos pasa lo mismo. Cada español es un partido político en sí mismo. Cada votante es de su padre y de su madre. De manera que no descartemos el nacimiento de nuevas formaciones que nos seduzcan lo suficiente como para darles unos cuantos diputados en el Congreso.

En los países bipartidistas, las diferencias de criterio se resuelven dentro de cada uno de los dos partidos, entre los sectores más hacia la derecha y los que están más hacia la izquierda. Pero en España, las discrepancias internas se han resuelto en los últimos años rompiendo los partidos y creando otros nuevos. Y se ignora si ese proceso de rupturas sucesivas tiene fin.

No es España el único país amante de los parlamentos compuestos por muchos partidos. Y los hay que intentan funcionar de esa manera, mediante acuerdos para formar gobiernos de coalición. Gobiernos que gobiernen, se entiende. Porque no se trata solo de investir a un presidente que viva en Moncloa (cambiando el colchón) y que nombre ministros. Se trata de gobernar con una mayoría sólida en las cámaras que apoye esa acción de gobierno. Nada de eso ha ocurrido todavía en España desde que feneció el bipartidismo en las elecciones de diciembre de 2015.

Y hemos entrado en un modelo político curioso. Después de dividir dos partidos en cinco, estamos convirtiendo ese pentapartito teórico en un bipartidismo real. Porque cuando se analizan los sondeos y se echan cuentas sobre quién podrá formar gobierno, acabamos por conformar dos bloques que, por lo que parece, no se pueden mezclar entre sí: PSOE-Podemos, por un lado; y PP-Ciudadanos-Vox, por el otro. La efectividad política real de esta atomización aún está inédita.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento