Madrid se ha convertido en un destino turístico de primer orden. En paralelo, han aumentando las plazas turísticas que oferta la ciudad. Es una buena noticia, por cuanto ello significa más empleo y actividad económica y cultural. Pero es negativo si no se adoptan las medidas correctoras necesarias. El crecimiento se está concentrando en el distrito Centro en claro perjuicio de la función residencial. Y se está produciendo el aumento de los alquileres, del ruido y la formación de un sector de economía sumergida… Esto empeora las condiciones de vida y sentará las bases para matar a la gallina de los huevos de oro, dando al traste con la actividad turística. Reclamamos al Ayuntamiento y a la Comunidad de Madrid que ordenen el sector y establezcan medidas reguladoras.

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