La soledad es un factor que se ha relacionado con peor calidad de vida en pacientes con enfermedades graves y también específicamente en los pacientes con cáncer.

Como factor único, no se ha relacionado con un peor pronóstico de los pacientes en cuanto a supervivencia. Sin embargo, sí que se ha evidenciado que la soledad produce unas barreras que afectan a estos pacientes.

Por un lado, los proveedores de cuidados son más restrictivos ya que prescriben tratamientos menos agresivos que provocan menos toxicidad, y tienden a realizar menos exploraciones que provocan incomodidad al paciente. Por otro lado, hay freno desde el propio paciente, ya que tiene menos motivación ante los tratamientos y los programas de seguimiento.