Vivir sola con cáncer: "A veces tras la quimio me apetecía un té y no tenía quien me lo hiciera"

  • La Asociación Española contra el Cáncer (AECC) calcula que en España hay 40.000 personas con cáncer que viven solas.
  • Uno de cada tres pacientes de cáncer, más de un millón de personas, requerirá algún tipo de ayuda, la mayoría psicológica, según la AECC.
  • Susana García pasó de cuidar de su marido a padecer el cáncer viviendo sola.
Susana García Dalmau, que tuvo cáncer viviendo sola, en el salón de su vivienda en Barcelona.
Susana García Dalmau, que tuvo cáncer viviendo sola, en el salón de su vivienda en Barcelona.
MIQUEL TAVERNA
Susana García Dalmau, que tuvo cáncer viviendo sola, en el salón de su vivienda en Barcelona.

Los últimos nueve años en la vida de Susana García Dalmau, Susi, no se entienden sin la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC). Su vinculación a la ONG comenzó cuando a su marido le diagnosticaron un cáncer de pulmón "fulminante" que se lo llevó en seis meses. "No se sentía mal, pero cuando se lo encontraron estaba llenito", resume su viuda.

Susi tuvo noticia del grupo terapéutico que la AECC tenía en Barcelona para pacientes, cuidadores y personas que han perdido a un ser querido. "Quise probar y me encontré muy a gustito". Se sentía tan acompañada —ella que vivía sola en Barcelona, cerca de sus hijos, pero sola— que un año después la ONG tuvo que invitarle a dejar su hueco a personas con duelos más recientes.

Entonces decidió convertirse en voluntaria, invirtiendo su tiempo en tareas administrativas y en la confección de lazos y pulseritas para diferentes campañas de concienciación. En estas estaba cuando, de repente, hace año y medio, en una revisión rutinaria ginecológica, zas, el médico le vió un tumor en el pecho.

Susi es una de las 40.000 personas que padecen cáncer y viven solas en España, según los cálculos de la AECC. La organización ha puesto el foco en estas personas con motivo de la cuestación popular que la ONG lleva a cabo este jueves por toda España para recaudar fondos con los que financiar sus proyectos. No en vano sus necesidades son mayores, dicen. Varios estudios científicos ratifican que las personas que viven el cáncer en soledad tienen peor pronóstico que las que pasan por la enfermedad acompañadas.

Susi está convencida de que a ella todas las horas de voluntaria en la AECC le ayudaron a la hora de asimilar el duro golpe de su propio diagnóstico. "Ostras, sí, a diferencia del de mi marido, que es que te coge por sorpresa, ahora era diferente porque cuando fui al médico, el haber estado trabajando y acompañando a unos y a otros, recuerdo que me sirvió para llevarlo muy bien".

Tras la intervención quirúrgica, Susi recibió media docena de sesiones de quimioterapia y 33 de radioterapia. Sus tres hijos estuvieron muy presentes en todo el proceso, pero ella sentía que estaba suficientemente fuerte y se veía capaz de tirar bien para adelante viviendo sola. "Hay momentos, como todo", confiesa, "por ejemplo cuando venía de la 'quimio' que solo quería estar sola en la habitación, fresquita, pero luego me encontraba un poquito mejor y me decía, ahora me tomaría un té y no tengo quién me lo haga".

Susi tiene en alta consideración a los compañeros voluntarios de su ONG dedicados a acompañamiento, "los que cuidan de los malitos", como los llama. Cree que hay que valer para pasar los malos ratos en casa y en el hospital con los enfermos y sus familias. Un servicio de los más demandados de la AECC, el que más se ha expandido en los últimos años, un 52% más desde 2013. Y es que uno de cada tres pacientes, más de un millón de personas en España necesitan algún tipo de ayuda por la enfermedad, "aproximadamente el 28% tendrá necesidades sociales, un 40% psicológicas y el resto de orientación médico sanitaria".

"Estoy curada" dice Susi sobre su situación médica actual. "Aunque cada seis meses tengo las revisiones y cada día le digo (al cáncer) 'oye, no vengas por aquí". En este tiempo cuenta que  ha ido sacando fuerzas y venciendo al miedo. Su recomendación a los demás es mantenerse extrovertidos, no aislarse nunca. Ella en este tiempo incluso ha ganado cinco grandes amigas, con las que compartió la terapia del duelo en la Asociación contra el Cáncer. "Esas que no te decían 'qué pesada eres' cuando repetías que habías perdido a tu marido. Hablábamos el mismo idioma y, aunque ya no nos vemos mucho, nos queremos a rabiar".

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