CARMELO ENCINAS. DIRECTOR DE OPINIÓN DE '20MINUTOS'
OPINIÓN

La vista gorda al tabaco

Una mujer fumando mientras lee el periódico.
Una mujer fumando mientras lee el periódico.
GTRES
Una mujer fumando mientras lee el periódico.

El tabaco vuelve a la carga. Que la última encuesta del Ministerio de Sanidad refleje un incremento en el número de fumadores hasta alcanzar los porcentajes previos a las leyes antitabaco debería abochornar a quienes han de vigilar su cumplimiento.

Esas normas, que tan discutidas fueron por los talibanes del humo, demostraron su eficacia en el amparo al fumador pasivo, obligado hasta entonces a respirar el aire embozado que los adictos creaban en los centros de trabajo y espacios públicos de ocio. Ahora sería inimaginable volver a soportar aquella atmósfera tóxica de los bares y discotecas o la neblina que se formaba en cualquier oficina sin que a los no fumadores les asistiera siquiera el derecho al pataleo.

Las leyes antitabaco han logrado también reducir en un 50% el consumo de cajetillas,  un dato nada desdeñable porque, aunque el fumar perjudique desde el primer cigarrillo, no es lo mismo fumarse 20 que 40. A la industria tabaquera, por pernicioso que pueda parecer su negocio, sería justo reconocerle que, lejos de atrincherarse en el argumento de su contribución al fisco, se ha afanado en la búsqueda de fórmulas que le resten nocividad al consumo.

Sus multimillonarias apuestas por el vapeado o el cigarrillo electrónico, menos lesivos aunque no inocuos, muestran un decidido interés por la pervivencia del sector rebajando los daños a la salud. Lo que la encuesta del Ministerio de Sanidad evidencia es que ese incremento en el número de fumadores se debe mayoritariamente a los menores y a los jóvenes. Es el segmento de la población que ve más lejanos y ajenos los problemas sanitarios que fumar comporta y el que las leyes antitabaco han descuidado más.

Un corto paseo por las calles de cualquier ciudad de España permite advertir hasta qué extremo se incumplen las normas antihumo en las terrazas cerradas que brotaron como las setas tras su entrada en vigor. Un estudio de la OCU determinó hace tiempo que casi el 90% de este tipo de instalaciones en las que se consiente fumar vulneran la ley al estar cubiertas por más de dos paredes. Es obvio que o no se vigila o se hace la vista gorda, o las dos cosas.

En esos espacios el consumo de tabaco, sobre todo el de liar, que sale más barato y cuya manipulación conlleva un cierto ritual, tiene entre la gente joven un carácter social especialmente atractivo. Otro tanto acontece en las zonas infantiles de los parques y las proximidades de los colegios e institutos, donde se fuma sin recato y nadie recuerda haber presenciado recriminación alguna.

La vulneración de la ley antitabaco es, pues, moneda corriente y ese relajo explica en buena medida el repunte en el número de fumadores que tanto ha sorprendido estos días. Según la OMS cada año mueren más de 50.000 españoles a causa del tabaco. Hay motivos sobrados para relanzar las leyes que lo restringen y no hacer nunca la vista gorda.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento