Despejado lo de la liga de fútbol, que era un sin vivir y que importaba más, donde vamos a comparar, que lo de la Agenda 2050; comprobado que en Eurovisión desde el La La La de Massiel y el Vivo Cantado de Salomé ya no nos quieren, avanza la primavera, y mientras nos atrevemos por primera vez en mucho tiempo a hacer planes para el ya cercano verano, vuelve la vida social y las novias ocupan como antaño las portadas de las revistas.

El Palacio de Liria volvió a engalanar sus jardines y se convirtió en pasarela de moda para recibir el desfile de invitados que acudieron al enlace del hijo menor del duque de Alba, el conde Osorno, con Belén Corsini. Un enlace con todos los ingredientes para ser la boda del año.

Aunque todavía las cosas no acaban de ser como antes. Las mascarillas siguen muy presentes, pero en estos casos y haciendo del vicio virtud, a su función protectora se añade el de complemento fashion y se exhiben, estampadas coloristas y atrevidas a juego con los festivos atuendos. Nos cuidamos de la Covid, pero que no peligre el outfit.

El buen tiempo los jardines y terrazas que tanto valoramos ayudan y permiten que los festejos sociales se vayan abriendo paso poco a poco en nuestras vidas tan necesitadas de recuperar la ansiada normalidad.

Demos pues la bienvenida a bodas, bautizos, comuniones… y todo lo que haga falta.