Sorprende que muchas personas interesadas en la política internacional se hayan extrañado de que España, concretamente el presidente Pedro Sánchez, no fuese invitada por los Estados Unidos a participar en la llamada 'War Room', la reunión por videoconferencia convocada por los Estados Unidos en el marco de la OTAN para abordar la tensión prebélica entorno a la amenaza que Rusia está ejerciendo a la independencia de Ucrania.

Choca esta exclusión sobre todo después de ver la diligencia con que España ha respondido a la llamada de la Alianza y ha dispuesto el envío de unidades militares a la zona en actitud preventiva. Y más si se tiene en cuenta que España mantiene en su territorio, concretamente en Rota, una base naval que si se llegase a un agravamiento del conflicto – esperemos que no – sería fundamental para la estrategia a desplegar.

¿Qué busca de verdad Putin elevando la tensión en Ucrania y qué posibilidades reales existen de que haya una guerra?

Tanto el presidente y, globalmente, su Gobierno comparten la opinión de la mayor parte de la opinión pública sobre las razones que esgrime Ucrania para denunciar la amenaza como las tienen los Estados Unidos y la Unión Europea para frenar el despliegue de fuerzas que Rusia está ejerciendo sobre la integridad del país objeto de esta crisis, la más grave sin duda desde la Guerra Fría. Pero cuando se habla del Gobierno español, hay que matizar.

Una parte de la coalición, integrada por los ministros de Podemos, discrepa y sus ideólogos no han dudado en hacer declaraciones de apoyo a la política de Vladimir Putin en su intento por recuperar el poder que detentaba la Unión Soviética sobre sus vecinos, hoy quince países independientes y soberanos, entre ellos Ucrania. Y ahí está sin duda la explicación del veto a Sánchez. Los servicios de inteligencia norteamericanos hilan muy fino, como es sabido.

Y en la 'War Room' es lógico que se aborden cuestiones muy delicadas y muchas de ellas secretas. La presencia de Pedro Sánchez en esta etapa de acercamiento a la Administración Biden no despierta, al menos que se sepa, dudas, pero la de un presidente que tiene varios ministros defendiendo los planteamientos del enemigo que se intenta neutralizar, sí. Es lógico, mal que pese que algunos, que un Gobierno así inspire cuando menos prudencia. A veces la imagen de Podemos es un obstáculo en el marco de relaciones internacionales en que está España.