Borja Terán Periodista
OPINIÓN

"Lo que sintió Will Smith": una historia de periodismo sobrenatural

Will Smith y Chris Rock, durante su incidente en la gala de los Oscar 2022.
Will Smith y Chris Rock, durante su incidente en la gala de los Oscar 2022.
ETIENNE LAURENT / EFE
Will Smith y Chris Rock, durante su incidente en la gala de los Oscar 2022.

La opinión inunda los medios de comunicación y las redes sociales. De hecho, esto mismo que ustedes leen es una sección de opinión. Prensa, radio y hasta televisión. Las propias cadenas de televisión han optado por horas y horas de tertulia. Apasionada tertulia. Se rellenan grandes franjas de la programación a un coste muy competitivo, ya que sólo hacen falta personas hablando. De lo que sea. Porque en los últimos años hemos interiorizado que todos podemos tener opinión de todo. Aunque no tengamos ni idea de un ámbito. Acotemos ámbitos, pues.

Somos la generación del reality show en el que el espectador ansía disponer al instante la información de los personajes que observa a través de la pantalla. Así nos fue cambiando el exitoso Gran Hermano. Este formato dotó a su audiencia de la percepción de ser un particular Dios omnipresente que cree atesorar más conocimiento de las vidas de los concursantes que ellos mismos. 

Ahora, el universo audiovisual vive en especie de impaciente Gran Hermano abierto las 24 horas. Aunque no tengamos certezas necesitamos con ansiedad disponer de un veredicto. De lo que sea. Que Will Smith lanza una buena bofetada a Chris Rock frente a toda la audiencia de los Oscar, rápidamente surgen cientos de teorías en busca de la causa de tal violencia. En la tele, en Instagram, en un hilo de Twitter. 

Incluso los propios periodistas decretamos qué le pasó en ese instante a Will Smith. Como si estuviéramos en su cabeza: se relata lo que sintió el actor. Pero, en realidad, sólo sabe él lo que sintió. Hasta, en este caso, quizá ni siquiera sepa exactamente él lo que sintió.

Pero da igual. Hemos relegado la prudencia e interiorizado como natural vaticinar qué sienten las personas y redactarlo como noticia veraz. Una mala práctica que cada vez es más habitual. En el periodismo, se pueden analizar contextos, realidades sociales, influencias palpables, giros de guion pero nunca sentenciar cómo se siente una persona si esa misma persona no te lo ha contado.

En cambio, en los medios de comunicación se elaboran constantes crónicas determinando los sentimientos ajenos. Sin que nadie pregunte al interesado. Se da por supuesto. Llevamos tanto tiempo envueltos en el debate de la impaciente tele-realidad que cree que todo lo sabe,  que hemos llegado al día en el que hemos confundido periodismo con clarividencia. Y terminamos verbalizando suposiciones como hechos contrastados en los que cualquier parecido con la compleja realidad es sobrenatural coincidencia.

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