Helena Resano Periodista
OPINIÓN

Inmunidad de grupo

Boris Johnson, este lunes en un hospital de Londres
Boris Johnson en un hospital de Londres.
EP
Boris Johnson, este lunes en un hospital de Londres

Hace justo un año, por estas fechas, a todos empezó a obsesionarnos un objetivo: conseguir la inmunidad de rebaño, la inmunidad de grupo. Solo así lograríamos superar esa situación de colapso y conseguiríamos encontrar la puerta de salida a un virus que nos había dejado encerrados en casa. Los expertos insistían en que era la única forma de doblegar aquella maldita curva. Pero admitían que llegar a esa meta, sin vacuna, tendría un alto coste en vidas y que no sería nada fácil ni rápido. Solo con la vacuna lo lograríamos y evitaríamos minimizar ese coste.

Bueno, las vacunas llegaron, pero esa meta se sigue antojando muy lejana todavía. Finales de verano, principios del otoño, son las previsiones que maneja el Gobierno. Solo entonces habremos conseguido, por fin, que el virus no domine nuestras vidas, sino nosotros dominar al virus. Eso en el Viejo Continente. ¿Fuera? Fuera hay otra película bien distinta.

Las paradojas de la vida a veces son burlonas. Un poco antes del shock que provocó este confinamiento, solo mes y medio antes, en los medios hablábamos de la salida definitiva del Reino Unido. Se iba de la Unión Europea. El órdago que se marcó Cameron convocando el referéndum se hacía realidad, tras meses y años de perplejidad. Los británicos lo habían hecho: daban portazo al proyecto europeo y la mayoría los mirábamos con cierta lástima.

"El Reino Unido lo ha hecho. Ha conseguido tener protegida a la mayoría de su población"

Bueno, pues ahí están. Ellos, desde el lunes, lograron la ansiada meta. Según un estudio de la University College London, el Reino Unido lo ha hecho. Ha conseguido tener protegida a la gran mayoría de su población. Su plan de vacunación ha sido ambicioso, pero hay que decir también que en su conteo incluyen a las personas que solo han recibido una dosis. Aun así, Boris Johnson se marca un tanto y sube en los sondeos, pero llegar hasta aquí ha sido dramático.

Al comienzo de la pandemia se empeñó en negar lo evidente, se resistió a confinar el país, a cerrar negocios y bares. Llevaba solo dos meses ejerciendo como un país soberano y lo último que quería era empezar a obedecer las recomendaciones que le daban desde la OMS o Europa. Negó lo evidente y el número de muertes se disparó. Hasta que él se contagió y entendió que esto iba en serio. A la vuelta del verano decidió tomar medidas duras. En noviembre cerró los pubs, antes había cerrado los colegios, peluquerías, gimnasios. Por cierto, somos muy poco conscientes de esto, pero en España los coles abrieron en septiembre y no han vuelto a cerrar. Somos la rara excepción de nuestro entorno. ¿Se imaginan que nuestros hijos hubieran tenido que pasar por lo mismo que el año pasado?

Pero volviendo a esa meta a la que ha llegado el Reino Unido y a la que aspiramos todos los demás, la inmunidad de grupo. La tenemos cerquita. No la pifiemos ahora.

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