OPINIÓN

Gestionar tarde es gestionar mal

Máquinas quitanieves, efectivos de la Guardia Civil y de la UME trabajan en el km 58 de la M-40 en las inmediaciones del acceso M607 para liberar de la nieve a varios coches. Los vehículos quedaron varados en la carretera el pasado vierne
Máquinas quitanieves, efectivos de la Guardia Civil y de la UME trabajan en el km 58 de la M-40 para liberar de la nieve a varios coches. 
Eduardo Parra - Europa Press
Máquinas quitanieves, efectivos de la Guardia Civil y de la UME trabajan en el km 58 de la M-40 en las inmediaciones del acceso M607 para liberar de la nieve a varios coches. Los vehículos quedaron varados en la carretera el pasado vierne

El pasado viernes por la mañana empezó a nevar con intensidad en algunas zonas de Castilla-La Mancha. Antes del mediodía, la nevada llegó a Madrid. A las tres de la tarde ya había una capa de nieve de varios centímetros y se sabía que la situación iría a peor. De hecho, desde una semana antes los hombres y mujeres que informan del tiempo en las cadenas de radio y televisión y, por supuesto, los responsables de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) habían advertido de que se acercaba un fuerte temporal de invierno, al que bautizaron desde el primer momento como "la nevada del siglo". Y lo ha sido. Lo que no hemos tenido es "la gestión del siglo" para hacerle frente.

Es incomprensible que la primera comunicación telefónica entre los máximos responsables del Gobierno central, del autonómico madrileño y del Ayuntamiento de la capital se produjera a media tarde del sábado. Esa charla debió tener lugar el mismo día en el que los servicios meteorológicos lanzaron la primera advertencia. De haber sido así, el dispositivo se habría activado días antes y no horas después de que cientos de coches quedaran atrapados en la M-40, en la M-30 y en otras vías con sus ocupantes dentro. La Unidad Militar de Emergencias (UME) fue activada casi en la medianoche del viernes, cuando el colapso ya era irremediable.

"Que los líderes políticos pertenezcan a partidos enfrentados no puede ser motivo de dejación"

Que los líderes políticos de las distintas administraciones se detesten personalmente o que pertenezcan a partidos enfrentados no puede ser motivo para la dejación de responsabilidades. Y asistimos a sucesivas dejaciones de responsabilidad en los últimos meses. La deficiente gestión de la pandemia en sus varias oleadas es un ejemplo con efectos dramáticos. Y, de igual manera, ocurre con el plan de vacunación. Con miles de personas en los hospitales y cientos muriendo cada día, tener 17 formas de hacer frente al virus –igual que tuvimos 17 modalidades de restricción en Navidad, una por comunidad autónoma– no es una forma descentralizada de poner freno a una calamidad, sino un ejemplo de desorganización.

¿Han de ser muy diferentes los remedios frente al avance de la epidemia en dos comunidades limítrofes que tienen una incidencia similar? ¿Ha de ser así solo porque en una gobierna el PSOE y en otra el PP y en otra Esquerra o el PNV? ¿Ha de ser así porque mis expertos son más listos que los tuyos?

La pandemia ha mostrado que las oleadas de contagios acaban arrasando a todos los territorios, antes o después. Las comunidades que estaban muy bien en el mes equis estaban muy mal en el mes i griega, y viceversa. Es como la nevada, que empieza en una región y termina por llegar a otras. Es imprescindible coordinarse para gestionar. Y si se gestiona tarde, se gestiona peor

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