OPINIÓN

Dos años de sanchismo

Pedro Sánchez pide la sexta prórroga del estado de alarma
Pedro Sánchez pide la sexta prórroga del estado de alarma
EP
Pedro Sánchez pide la sexta prórroga del estado de alarma

Esta semana se cumple el segundo aniversario de una de las más inesperadas y exitosas operaciones políticas de la historia de nuestra democracia: la llegada al poder de Pedro Sánchez. El líder socialista hizo gala de una de sus principales características: el gusto por las aventuras imposibles. Y, hasta ahora, ha salido victorioso de todas, tanto dentro de su partido como en su afán por alcanzar la Moncloa. 

Otra de sus habilidades es la de reunir a su alrededor a partidos que le permiten sostenerse en el cargo, aunque parezca estar siempre a punto de saltar de un avión sin paracaídas. El último ejemplo de ese virtuosismo casi suicida lo dio ayer, cuando consiguió reunir a su alrededor a PNV y ERC, por un lado, y a Ciudadanos, por otro, para que le aprobaran el sexto estado de alarma. Cs y los nacionalistas-independentistas se repelen entre sí, pero van juntos de la mano de Sánchez. Un nuevo éxito del presidente.

Por el camino, el presidente ha hecho nuevas concesiones a unos y otros a cambio de su voto afirmativo o de su abstención positiva. Concesiones que, en muchos casos, nada tienen que ver con el motivo que justifica el estado de alarma. Pero esto no es nuevo. Un gobierno en minoría es una bicoca muy deseable para aquellos partidos que se «satelizan» alrededor del que tiene en su mano redactar cada día el BOE. 

Y el que mayor capacidad ha demostrado en esas artes es el PNV. Sirva recordar que los nacionalistas vascos aprobaron los últimos presupuestos de Rajoy (los últimos en general, porque no se han vuelto a aprobar otros) el 24 de mayo de 2018, después de extraer varias vísceras al entonces presidente del Gobierno y a su ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro.

Aquel día, todos los medios titulaban que «el PNV salva la legislatura de Rajoy». Pero solo una semana después, el 1 de junio, esos mismos diputados del PNV facilitaron con su voto el éxito de la moción de censura, la caída de Rajoy y el ascenso al poder de Pedro Sánchez, no sin antes extraer también algunas vísceras al que iba a ser el nuevo inquilino de la Moncloa. Vísceras de dos presidentes en ocho días. Y en ese plan continúa la vida. Solo cabe aplaudir. 

Dos años después, Sánchez preside un gobierno distinto del que prometió en su campaña electoral, porque dijo que en ningún caso tendría ministros de Unidas Podemos. Pero no se podrá acusar al líder socialista de incumplir del todo ese compromiso, porque Sánchez ya le había dicho a Jordi Évole hace tres años que «el PSOE tiene que trabajar codo con codo con Podemos».

Ese era su deseo. Eso es el sanchismo. Y ese es el gobierno que tiene España en 2020 al frente de la gestión de la mayor crisis sanitaria, económica y social en décadas.

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