OPINIÓN

La España Vaciada salta al ring

La provincia acude a la llamada de Soria ¡YA! y se lanza a las calles para denunciar el estado del sistema sanitario
Soria ¡YA!
20M EP
La provincia acude a la llamada de Soria ¡YA! y se lanza a las calles para denunciar el estado del sistema sanitario

Aunque los grandes partidos tratan de ponerle sordina, la realidad es que el movimiento La España Vaciada (LEV) está influyendo más que notablemente en la política española. 

Desde que Teruel Existe consiguió su escaño y sus dos senadores, y los movimientos sociales de una treintena de provincias españolas se unieron bajo ese nombre para sumar sus reivindicaciones, sus planteamientos inciden ya directamente en las agendas del Gobierno y de la oposición, de los ejecutivos autonómicos e incluso de algunas estrategias empresariales. Y es que en esos territorios late el corazón de muchos habitantes de una tercera España cada vez más jibarizada, que no se sienten suficientemente representados y quieren tener sitio propio en la mesa de decisiones del país.

Esta influencia la hemos visto crecer en aspectos como el rearme de los Gobiernos autonómicos de PP y PSOE defendiendo su labor, y en el protagonismo de los planteamientos de la España despoblada en los fondos Next. Más aún tras el anuncio de LEV, adoptado en septiembre, de presentarse a elecciones.

El efecto ha sido especialmente evidente en el sorpresivo adelanto de las elecciones autonómicas de Castilla-León. Ha sido un tanto indecoroso que el presidente Alfonso Fernández Mañueco aludiera a una supuesta deslealtad de su socio, Ciudadanos, al que echaba del Gobierno en el mismo momento, sin contemplaciones. 

Y por cuándo lo hacía: el 20 de diciembre, contraprogramando la rueda de prensa convocada por Soria ¡Ya! para anunciar que se presentaría a las elecciones en el momento que se pusieran las urnas. Item más: empezaba a correr el plazo administrativo, de sólo 9 días y las navidades de por medio, en un intento indisimulado de dificultar la formación de las candidaturas de LEV. 

De hecho, sólo se presentan en 4 de las nueve provincias de Castilla-León y han tenido que convertir el nombre en marca electoral, ante la proliferación de opciones filibusteras para generar confusión entre los votantes.

Son mecanismos de defensa ante la irrupción de nuevos contrincantes en el ring. Pero, a veces son tan burdos que pueden volverse en contra. Estos nuevos movimientos, carentes de la historia y de la pulsión de poder de los mayoritarios, es posible que tengan un ciclo corto como ya hemos visto con otras formaciones, pero la realidad es que, hoy por hoy, están en fase de ascenso y son depositarios de malestares históricos marcados a fuego, que no son sólo cuestión de dinero. Y en una política cada vez más fragmentada, determinantes.

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