El PP adelanta elecciones en Castilla y León y convierte 2022 en año electoral con la vista puesta en Andalucía

El presidente de Castilla y León, Alfonso Mañueco.
El presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco.
EFE
El presidente de Castilla y León, Alfonso Mañueco.
El presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco.
EUROPA PRESS

Tras meses de especulaciones al respecto, finalmente este lunes se produjo el anuncio de la disolución de las Cortes de Castilla y León y la convocatoria de elecciones anticipadas para el 13 de febrero. Con este movimiento, el presidente Alfonso Fernández Mañueco rompió la coalición que el PP, su partido, mantenía desde hace dos años con Cs, y expulso a los miembros de la formación naranja de su Gobierno. La decisión fue repentina y el hasta este lunes vicepresidente Francisco Igea, líder de Cs, fue informado de la misma apenas unos minutos después de asegurar en una entrevista que no habría adelanto electoral.

La jugada, respaldada por el líder del PP nacional, Pablo Casado, trasciende las fronteras de Castilla y León y tiene evidentes implicaciones nacionales. Con ella, el PP da inicio a un ciclo electoral que marcará 2022 y podría apuntarse una victoria electoral que refuerce a Casado al frente del partido, ahora que en las encuestas da síntomas de desgaste fruto de su pugna con la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso. Además, el adelanto electoral en Castilla y León asesta un durísimo golpe a Cs, que pierde uno de sus principales puntales de poder autonómico en un momento en el que sus perspectivas demoscópicas son muy negativas. 

Las reverberaciones del adelanto electoral en Castilla y León también podrían sentirse en los próximos meses más al sur, en Andalucía, donde la decisión abona el terreno para que también se convoquen unos comicios anticipados que llevan meses rumoreándose. Allí Cs también se juega mucho, ya que las encuestas pronostican que podría sufrir otro importante varapalo en beneficio de un PP que aspira a recuperar buena parte de su electorado. Por su parte, el PSOE, que ya perdió la Junta de Andalucía en 2018 por sorpresa, podría registrar una nueva derrota que profundizara la herida abierta en una comunidad clave para los socialistas, también de cara a las futuras elecciones estatales. Sánchez podría encadenar así dos derrotas consecutivas en el terreno autonómico en la antesala de las generales.

La relación entre PP y Cs lleva meses siendo tirante, especialmente a raíz de lo ocurrido en la Región de Murcia, donde en marzo los naranjas se aliaron con el PSOE para presentar una moción de censura que hubiera salido adelante si no hubiera sido porque tres diputados de Cs decidieron votar en contra de la misma, en contra del criterio de la dirección nacional, que la apoyaba. Ese fallido movimiento fue el argumento que utilizó Ayuso para convocar elecciones anticipadas en la Comunidad de Madrid el pasado mes de mayo, y Mañueco también justificó este lunes su decisión de adelantar los comicios en Castilla y León por la "falta de lealtad" de Cs.

Los problemas del Gobierno castellanoleonés también tenían su origen en el pasado marzo, cuando el PSOE presentó una moción de censura a Mañueco a raíz de la presentada en la Región de Murcia. El Ejecutivo autonómico sobrevivió a esa moción porque Cs en ningún momento se mostró favorable a apoyar la iniciativa de los socialistas, pero salió con una seria herida: la pérdida de su mayoría absoluta, debido a que una procuradora de Cs decidió abandonar su partido y pasar al grupo mixto argumentando que en esa formación "unos pocos deciden por todos". Sin mayoría absoluta, el Gobierno de Castilla y León dependía de acuerdos con dos formaciones regionalistas: Unión del Pueblo Leonés (UPL) y Por Ávila.

Arrimadas culpa a Casado del adelanto

Este lunes, Mañueco aseguró precisamente que Cs ha "traicionado" al PP "al pactar los Presupuestos" del año que viene "a espaldas de este presidente" con Por Ávila. En realidad, lo que la formación naranja negociaba con los regionalistas abulenses era la aprobación de una serie de enmiendas que sumaban un cambio de destino de partidas por importe de 35 millones de euros, de los más de 12.835 millones con los que contaba el total del proyecto de Presupuestos. El presidente, no obstante, calificó estas negociaciones de "chantaje de apoyos por privilegios" y aseguró que eso "funciona con [Pedro] Sánchez", pero no con él.

La relevancia de esta ruptura la demuestra que los líderes de PP y Cs, Pablo Casado e Inés Arrimadas, tardaron apenas unos minutos en reaccionar a la misma y lo hicieron, además, en clave nacional. La presidenta naranja, de hecho, acusó al propio Casado de ser el verdadero artífice del adelanto electoral en Castilla y León y, además, de haberlo hecho "para tapar su guerra con Ayuso" y no por ninguna razón relativa a la región. Según Arrimadas, "absolutamente nadie se cree" que Cs fuera a presentar una moción junto al PSOE contra Mañueco, si bien ese fue precisamente el argumento que utilizó Casado para defender la convocatoria electoral: existían, afirmó el líder del PP, "claros indicios" de que a partir de marzo -cuando por reglamento el PSOE podía volver a registrarla- se iba a presentar  esta moción.

Casado se mostró convencido de que Mañueco conseguirá en las elecciones "una mayoría suficiente para aplicar todas las políticas del PP sin cortapisas y sin ningún tipo de chantajes como el que ha sufrido en los últimos días". Pero lo más probable es que el líder popular, si consigue mayoría para gobernar, lo haga dependiendo de otra formación para sustentar la estabilidad del Gobierno, que podría ser Vox. Este lunes, su portavoz nacional, Jorge Buxadé, pronosticó el crecimiento "brutal y masivo" del partido en Castilla y León, donde ahora solo cuenta con una procuradora. Y advirtió de que el PP "se enfrentará a la realidad: o confirmar que gobernará con el PSOE o con Vox".

Esa es una de las principales novedades que podría arrojar el nuevo tablero político castellanoleonés a tenor de las encuestas: un crecimiento de Vox en detrimento de Cs que reforzaría al partido de Santiago Abascal a la hora de exigir entrar en el Gobierno, algo que hasta el momento no ha ocurrido en ninguna comunidad ni tampoco en ciudades de peso. Vox, de hecho, quiere aprovechar su buen momento demoscópico, y Buxadé exigió este lunes al presidente andaluz, Juanma Moreno, que "dé la voz a los andaluces" y también adelante elecciones.

PSOE y Unidas Podemos, a pie cambiado

En la situación opuesta está el PSOE, que ganó las elecciones en Castilla y León en 2019 por primera vez desde 1983 pero que ahora se encuentra a la baja en los sondeos y con un PP mucho más fuerte que el de 2019. Su líder a nivel regional, Luis Tudanca, coincidió con Arrimadas al asegurar que la convocatoria electoral "sólo responde a los intereses de Casado" y del PP, e insistió en el "inexistente" riesgo de una supuesta moción de censura de PSOE y Cs para la que, recordó, aún faltaban "meses" para que fuera "tan siquiera posible".

A Unidas Podemos, por su parte, la convocatoria de elecciones anticipadas le pilla en pleno proceso de reorganización y sin que esté claro ni siquiera con qué marca concurrirá a los comicios. Este lunes, el líder de Podemos en Castilla y León, Pablo Fernández, instó a la vicepresidenta Yolanda Díaz a que las elecciones autonómicas sean "el primer paso" de su "frente amplio". Pero Díaz, sin embargo, ni siquiera ha puesto en marcha su proceso para construir una plataforma electoral, y no quiere desgastarse antes de tiempo entrando en la arena electoral cuando aún queda media legislatura nacional por delante.

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